Pasados unos meses, el instructor le comunicó que uno de los halcones estaba perfectamente educado, había aprendido a volar ya a cazar, pero que no sabía qué le sucedía al otro halcón: no se había movido de una rama desde el día de su llegada a palacio, e incluso había que llevarle el alimento hasta allí.
El rey mandó llamar a curanderos y sanadores de todo tipo, pero nadie consiguió hacer volar al ave.
Encargó entonces la misión a varios miembros de la corte, pero a pesar de los intentos nada cambió; por la ventana de sus habitaciones el monarca veía que el pájaro continuaba inmóvil.
Publicó por fin un llamamiento entre sus súbditos solicitando ayuda, y entonces, a la mañana siguiente vio al halcón volar ágilmente por los jardines.
- “Traed al autor de este milagro”, dijo a su séquito.
Al poco rato le presentaron a un campesino.
- “¿Tú hiciste volar al halcón? ¿Cómo lo lograste? ¿Eres mago, acaso?”
Entre feliz e intimidado, el hombrecito explicó:
- “No fue difícil, Su Alteza, sólo corté la rama. El pájaro se dio cuenta de que tenía alas y se lanzó a volar”.
Reflexión:
En nuestra vida hay muchas ramas que nos mantienen en una situación de comodidad.
Algunos a pesar de la seguridad de la rama igualmente se arriesgan y se lanzan, aprendiendo a volar y buscando la superación personal.
Pero otros, como el segundo halcón, se acomodan en ella. A veces puede que algún acontecimiento rompa la rama de la costumbre, de la seguridad, entonces se dan cuenta de que pueden volar y superarse a sí mismos.
En ocasiones nos acomodamos sin ser conscientes de nuestras potencialidades, sin desarrollar todas nuestras cualidades, pues estamos cómodos en nuestra rama: quizá es necesario que alguien nos corte la rama para que podamos arriesgarnos al vuelo.
A veces las situaciones inesperadas, y que incluso en principio parecen negativas son verdaderas oportunidades para desarrollar nuestras potencialidades.
Hemos de desarrollar nuestras capacidades y potencialidades, como dice el refrán:
La confianza del pájaro no está en la rama en la que se apoya, sino en sus propias alas.