Cuando Bolivia y su viabilidad está en entredicho cabe: UNA MIRADA CRUDA A LA REALIDAD ACTUAL DEL PAÍS
El país está viviendo, sin duda, uno de los peores momentos de su existencia. Vivimos en un mar de enfrentamientos y de contradicciones, quizá nunca antes vistos. Nadie se salva de la pelea, nadie, absolutamente nadie.
Pareciera que todos hemos tomado un partido, a fuerza de nuestra forma de pensar y el lugar que ocupamos en la sociedad. De hecho el país se ha polarizado en dos grandes focos de enfrentamiento y discrepancias, claramente visibles: los movimientos sociales y los sectores conservadores del país.
En el collao se dice que la agenda política del país debe estar dada según los movimientos sociales de octubre; cuando en el cambao se dice que la agenda debe ser la que ha establecido el comité Pro Santa Cruz y su gran movilización. El gobierno se ha estado empeñando en tratar de cumplir las dos agendas, haciendo esfuerzos realmente complicados. Si bien es cierto que hay demandas que han sido relegadas y aplazadas por muchos años, también es bien cierto que no se pueden resolver los problemas de la noche a la mañana y menos, porque representan peticiones muchas veces opuestas, donde será necesario encontrar consensos que no serán muy fácilmente alcanzables. De lo contrario podrían derivar en enfrentamientos armados para dirimir la polarización y esto, al parecer, nadie quiere.
Uno de los grandes problemas es que tenemos líderes tercos, obstinados y empecinados a salir con su gusto y doblarle el codo al gobierno y estoy hablando de todos, de los collas, de los cambas y de los chapacos. Pero lo que sucede en realidad es que están destruyendo al país, están destruyendo las pocas y pequeñas empresitas que tenemos, en todos los rubros. Quiero decir: nos estamos autodestruyendo.
Los políticos siguen defendiendo sus propios intereses, de su partido y los grandes intereses de las empresas externas que sólo le sangran al país, y son las mismas que siempre le han sangrando y le han saqueado, las que han venido con unos centavos - para las coimas - en el bolsillo, y han logrado grandes concesiones y se han prestado dinero de la banca internacional, bajo la garantía de su multimillonarias “licitaciones ganadas”, concedidas por algunos malos bolivianos que lo único que merecen es el paredón. En el caso de Bolivia, la pena de muerte no sería un retroceso, sino un gran avance; sin importar lo que digan los curas que sólo son unos oportunistas que aparecen cuando les conviene.
Una vez logrados los prestamos de las supuestas grandes transnacionales, ¡ahora sí! a saquearle al país y no sólo a Bolivia, la pobreza del tercer que en realidad ahora es el cuarto o el quinto mundo y no es en vías de desarrollo, como quieren hacernos creer, sino en vías de decadencia. Se llevan todo lo que pueden, no pagan los míseros impuestos establecidos en nuestras leyes, pagan mal a los empleados bolivianos y pagan demasiado bien a los extranjeros, por el mismo o inferior trabajo, no cumplen con todas las normas, nos amenazan con juicios y con retirar la “inversión”.
¿Vieron la película “Corazón Valiente” con Mel Gibson? En Bolivia vivimos algo realmente parecido, tenemos una clase alta, que sólo hace de intermediaria, que está compuesta por una buena parte de supuestos empresarios privados y de políticos que están, la mayoría al servicio de los extranjeros saqueadores. Viven de intermediar, viven de regalarles el país y todas sus riquezas a cambio de “títulos, tierras, honores y dinero en efectivo de dudosa procedencia”. Los movimiento sociales son el pueblo que se levanta incluso en armas y los matan con la misma plata que ellos tributan, y con armas manejadas por sus propios hijos, porque sólo ellos van al cuartel - los hijitos de papá no vamos al cuartel – y hacen que se maten entre indígenas, entre pobres, esto es sencillamente inhumano, es bestial, es despiadado, muestra la naturaleza de nuestros gobernantes. Estos grupos tienen incluso sus intelectuales, tienen sus “hombres de bien”, están muy bien organizados y pululan en todo el país. Vean nuevamente la película como si fuera la historia de Bolivia y sus saqueadores y se sorprenderán de los parecidos, esa historia son las historias de todos los países del cuarto y quinto mundo, entre los que estamos nosotros.
Quizá lo que está faltando es, a nivel nacional: entender que no somos sólo los blancos los dueños de Bolivia, que hay otras 36 etnias más. Aceptar que no somos iguales pero que todos somos bolivianos y que podemos construir un país con un pacto social que integre a todos. Comenzar a tolerarnos y a amoldarnos al “otro”. Comenzar a escucharnos, entre nosotros, no sólo para llevar la contraria, sino también para apoyar algunas ideas, las que nos parezcan buenas. Pedirle a la iglesia que deje de jugar un papel hipócrita y oportunista. Botar a patadas o a balazos del país, a todos los asesinos, incapaces, y/o ladrones como Sánchez de Lozada y otros similares, muchos andan impunemente por nuestras calles. Pedirles a los operadores de medios de comunicación que denuncien cuando los dueños quieren desinformar a la gente con mentiras, para que el pueblo se levante, los incendie y los destruya. Hacer un solo proyecto país, que incluya a todos, donde sumemos y multipliquemos, antes que restar y dividir.
Parece que todo esto es muy difícil, porque: Las empresas que vienen a “invertir” siempre vienen con un “maletín” destinado a “ganar licitaciones y concesiones” y una ambición desmedida. Los sin tierra quieren las tierras de los grandes terratenientes. Los conservadores quieren seguir perdiendo impuestos y no se animan a cobrar una regalía del 50% y los grupos progresistas no aceptan nada que no sea sólo y únicamente el 50%. Los bloqueadores no entienden razones y los que necesitan movilizarse están desesperados, pero no se animan a levantarse y desbloquear también a punta de palos y piedras, que parece la única solución. Los collas siguen diciendo que los cambas quieren separarse de Bolivia y los cambas siguen diciendo que todos los males son por culpa del centralismo. Los unos quieren la agenda de octubre y los otros quieren su autonomía ya. Uf, que lío y la lista sigue, pero basta como ejemplo.
El Poder estatal en Bolivia, se ha ido debilitando moralmente durante la dictaduras de varios militares mediocres, ignorantes y corruptos y algunos y algunas (valga la doble y) civiles que sólo dañaron éticamente el Estado con la venia y el beneplácito de “la embajada”. Cuando llegó la democracia con los ya citados venia y beneplácito, el país ya estaba herido de muerte. Pero los políticos”nuevos” hicieron todo lo posible para llevarnos al fondo del tiesto y lo lograron. Los organismos internacionales presionan y los bolivianos tenemos que obedecer. Algunas ONGs financian marchas bloqueos y disturbios y todos tenemos que aceptarlo. Los partidos políticos no median entre la sociedad y el Estado, sino que se llenan los bolsillos de plata por vías legales e ilegales, ambas antidemocráticas e ilegítimas. Las organizaciones sociales no se empeñan en adecuar sus discursos y sus estructuras y quieren conquistar a la gente con discursos que no aceptan y no convencen y que, por sobre todo, han quedado estancados en el siglo pasado. Los aristócratas (si es que los hay) se prestan plata de los bancos todo el tiempo y viven de los créditos, pasan el año nuevo en Arica, bailan cumbia villera, escuchan a Juan Gabriel, leen novelas baratas, compran libros y discos piratas, comen Burger King creyendo que es un restaurante de 5 estrellas y sueñan viajar a Disney World: todo igual que su empleada o su chofer. La clase media sigue manteniendo a este país, pero no se queja, se aguanta , no sale a las calles a enfrentar con violencia la violencia, de las clases bajas, sigue temerosa, sigue desorganizada, sigue creyendo ser clase alta, sigue escuchando a los Brindis pero diciendo que escucha música clásica, viste con imitaciones de Hillfiger, Paco Rabane, Oscar de la Renta y otros y se siente muy feliz de que nadie se de cuenta de que son sólo imitaciones. Escuchan a Silvio Rodríguez y se regocijan, pero creen firmemente que es un “romántico”. El Servicio de Impuestos y Las Alcaldías, no han ampliado el universo de contribuyentes, los médicos no pagan, los abogados no tributan, los comerciantes no piensan pagar, los transportistas van a paralizar el país si se les habla de que aporten, los pobres y los miserables pagan el tributo más alto: su pobreza, su miseria e ignorancia.
El Presidente no gobierna, discursea; no desbloquea, bloquea; insiste en que 32 + 18 es exactamente igual a 50%, pero no acepta el 50%; no escucha al pueblo, teme a los saqueadores; no lucha contra la corrupción, se hace al de la vista gorda; renuncia, pero se queda; hace un cálculo político y nos quiere convencer de que no lo hace; la clase media le pide “mano dura”, el ofrece “mano justa”, no da ninguna; el pueblo insiste en el 50% de regalías y el se empecina en favorecer a las petroleras.
Nos está faltando un nuevo pacto, pero todos los actores de los que hemos hablado, no están dispuestos a ceder ni un milímetro y vamos a vivir un proceso muy duro, enfrentados, divididos y asustados.
Ojalá se alcance un verdadero consenso integrador que nos ayude a salir de este nudo, sin que corra sangre inocente y que comencemos a trabajar con más ahínco, para desarrollar poco a poco.
Ojalá nos demos cuenta de que las transnacionales no se van a ir, porque el negocio del petróleo y del gas es bueno y ojalá las petroleras entiendan que tenemos derecho a reclamar lo que es nuestro y que tenemos derecho a conocer los contratos y que tenemos derecho a cuestionarlos e invalidarlos si es que incumplen con nuestras normas vigentes y que si se van, otras vendrán y que no queremos saqueadores, que queremos socios estratégicos.
Ojalá entendamos que por mucho que no quieran que desarrollemos, podemos hacerlo, que el gas no es el único recurso, que tenemos la quinua real, que tenemos el banano, que tenemos la soya, que tenemos la castaña, que tenemos minerales, que tenemos oro, que tenemos litio, que tenemos una inmensa riqueza turística diversa y para diferentes gustos, todas estas y muchas otras más, sin explotar adecuadamente. No por nada, Juan Enrique jurado dice con su hermosa y vehemente voz, en su más bella canción “Rojo Amarillo y Verde”: “...es inmensa esta riqueza y es por eso que el de afuera en mi tierra se interesa, están estudiando al campesino, con psicólogos entendidos, por qué no van a estudiar a su abuela, que hasta ahora no han entendido, que esta tierra es de nosotros y no de los entremetidos...”.
Pareciera que todos hemos tomado un partido, a fuerza de nuestra forma de pensar y el lugar que ocupamos en la sociedad. De hecho el país se ha polarizado en dos grandes focos de enfrentamiento y discrepancias, claramente visibles: los movimientos sociales y los sectores conservadores del país.
En el collao se dice que la agenda política del país debe estar dada según los movimientos sociales de octubre; cuando en el cambao se dice que la agenda debe ser la que ha establecido el comité Pro Santa Cruz y su gran movilización. El gobierno se ha estado empeñando en tratar de cumplir las dos agendas, haciendo esfuerzos realmente complicados. Si bien es cierto que hay demandas que han sido relegadas y aplazadas por muchos años, también es bien cierto que no se pueden resolver los problemas de la noche a la mañana y menos, porque representan peticiones muchas veces opuestas, donde será necesario encontrar consensos que no serán muy fácilmente alcanzables. De lo contrario podrían derivar en enfrentamientos armados para dirimir la polarización y esto, al parecer, nadie quiere.
Uno de los grandes problemas es que tenemos líderes tercos, obstinados y empecinados a salir con su gusto y doblarle el codo al gobierno y estoy hablando de todos, de los collas, de los cambas y de los chapacos. Pero lo que sucede en realidad es que están destruyendo al país, están destruyendo las pocas y pequeñas empresitas que tenemos, en todos los rubros. Quiero decir: nos estamos autodestruyendo.
Los políticos siguen defendiendo sus propios intereses, de su partido y los grandes intereses de las empresas externas que sólo le sangran al país, y son las mismas que siempre le han sangrando y le han saqueado, las que han venido con unos centavos - para las coimas - en el bolsillo, y han logrado grandes concesiones y se han prestado dinero de la banca internacional, bajo la garantía de su multimillonarias “licitaciones ganadas”, concedidas por algunos malos bolivianos que lo único que merecen es el paredón. En el caso de Bolivia, la pena de muerte no sería un retroceso, sino un gran avance; sin importar lo que digan los curas que sólo son unos oportunistas que aparecen cuando les conviene.
Una vez logrados los prestamos de las supuestas grandes transnacionales, ¡ahora sí! a saquearle al país y no sólo a Bolivia, la pobreza del tercer que en realidad ahora es el cuarto o el quinto mundo y no es en vías de desarrollo, como quieren hacernos creer, sino en vías de decadencia. Se llevan todo lo que pueden, no pagan los míseros impuestos establecidos en nuestras leyes, pagan mal a los empleados bolivianos y pagan demasiado bien a los extranjeros, por el mismo o inferior trabajo, no cumplen con todas las normas, nos amenazan con juicios y con retirar la “inversión”.
¿Vieron la película “Corazón Valiente” con Mel Gibson? En Bolivia vivimos algo realmente parecido, tenemos una clase alta, que sólo hace de intermediaria, que está compuesta por una buena parte de supuestos empresarios privados y de políticos que están, la mayoría al servicio de los extranjeros saqueadores. Viven de intermediar, viven de regalarles el país y todas sus riquezas a cambio de “títulos, tierras, honores y dinero en efectivo de dudosa procedencia”. Los movimiento sociales son el pueblo que se levanta incluso en armas y los matan con la misma plata que ellos tributan, y con armas manejadas por sus propios hijos, porque sólo ellos van al cuartel - los hijitos de papá no vamos al cuartel – y hacen que se maten entre indígenas, entre pobres, esto es sencillamente inhumano, es bestial, es despiadado, muestra la naturaleza de nuestros gobernantes. Estos grupos tienen incluso sus intelectuales, tienen sus “hombres de bien”, están muy bien organizados y pululan en todo el país. Vean nuevamente la película como si fuera la historia de Bolivia y sus saqueadores y se sorprenderán de los parecidos, esa historia son las historias de todos los países del cuarto y quinto mundo, entre los que estamos nosotros.
Quizá lo que está faltando es, a nivel nacional: entender que no somos sólo los blancos los dueños de Bolivia, que hay otras 36 etnias más. Aceptar que no somos iguales pero que todos somos bolivianos y que podemos construir un país con un pacto social que integre a todos. Comenzar a tolerarnos y a amoldarnos al “otro”. Comenzar a escucharnos, entre nosotros, no sólo para llevar la contraria, sino también para apoyar algunas ideas, las que nos parezcan buenas. Pedirle a la iglesia que deje de jugar un papel hipócrita y oportunista. Botar a patadas o a balazos del país, a todos los asesinos, incapaces, y/o ladrones como Sánchez de Lozada y otros similares, muchos andan impunemente por nuestras calles. Pedirles a los operadores de medios de comunicación que denuncien cuando los dueños quieren desinformar a la gente con mentiras, para que el pueblo se levante, los incendie y los destruya. Hacer un solo proyecto país, que incluya a todos, donde sumemos y multipliquemos, antes que restar y dividir.
Parece que todo esto es muy difícil, porque: Las empresas que vienen a “invertir” siempre vienen con un “maletín” destinado a “ganar licitaciones y concesiones” y una ambición desmedida. Los sin tierra quieren las tierras de los grandes terratenientes. Los conservadores quieren seguir perdiendo impuestos y no se animan a cobrar una regalía del 50% y los grupos progresistas no aceptan nada que no sea sólo y únicamente el 50%. Los bloqueadores no entienden razones y los que necesitan movilizarse están desesperados, pero no se animan a levantarse y desbloquear también a punta de palos y piedras, que parece la única solución. Los collas siguen diciendo que los cambas quieren separarse de Bolivia y los cambas siguen diciendo que todos los males son por culpa del centralismo. Los unos quieren la agenda de octubre y los otros quieren su autonomía ya. Uf, que lío y la lista sigue, pero basta como ejemplo.
El Poder estatal en Bolivia, se ha ido debilitando moralmente durante la dictaduras de varios militares mediocres, ignorantes y corruptos y algunos y algunas (valga la doble y) civiles que sólo dañaron éticamente el Estado con la venia y el beneplácito de “la embajada”. Cuando llegó la democracia con los ya citados venia y beneplácito, el país ya estaba herido de muerte. Pero los políticos”nuevos” hicieron todo lo posible para llevarnos al fondo del tiesto y lo lograron. Los organismos internacionales presionan y los bolivianos tenemos que obedecer. Algunas ONGs financian marchas bloqueos y disturbios y todos tenemos que aceptarlo. Los partidos políticos no median entre la sociedad y el Estado, sino que se llenan los bolsillos de plata por vías legales e ilegales, ambas antidemocráticas e ilegítimas. Las organizaciones sociales no se empeñan en adecuar sus discursos y sus estructuras y quieren conquistar a la gente con discursos que no aceptan y no convencen y que, por sobre todo, han quedado estancados en el siglo pasado. Los aristócratas (si es que los hay) se prestan plata de los bancos todo el tiempo y viven de los créditos, pasan el año nuevo en Arica, bailan cumbia villera, escuchan a Juan Gabriel, leen novelas baratas, compran libros y discos piratas, comen Burger King creyendo que es un restaurante de 5 estrellas y sueñan viajar a Disney World: todo igual que su empleada o su chofer. La clase media sigue manteniendo a este país, pero no se queja, se aguanta , no sale a las calles a enfrentar con violencia la violencia, de las clases bajas, sigue temerosa, sigue desorganizada, sigue creyendo ser clase alta, sigue escuchando a los Brindis pero diciendo que escucha música clásica, viste con imitaciones de Hillfiger, Paco Rabane, Oscar de la Renta y otros y se siente muy feliz de que nadie se de cuenta de que son sólo imitaciones. Escuchan a Silvio Rodríguez y se regocijan, pero creen firmemente que es un “romántico”. El Servicio de Impuestos y Las Alcaldías, no han ampliado el universo de contribuyentes, los médicos no pagan, los abogados no tributan, los comerciantes no piensan pagar, los transportistas van a paralizar el país si se les habla de que aporten, los pobres y los miserables pagan el tributo más alto: su pobreza, su miseria e ignorancia.
El Presidente no gobierna, discursea; no desbloquea, bloquea; insiste en que 32 + 18 es exactamente igual a 50%, pero no acepta el 50%; no escucha al pueblo, teme a los saqueadores; no lucha contra la corrupción, se hace al de la vista gorda; renuncia, pero se queda; hace un cálculo político y nos quiere convencer de que no lo hace; la clase media le pide “mano dura”, el ofrece “mano justa”, no da ninguna; el pueblo insiste en el 50% de regalías y el se empecina en favorecer a las petroleras.
Nos está faltando un nuevo pacto, pero todos los actores de los que hemos hablado, no están dispuestos a ceder ni un milímetro y vamos a vivir un proceso muy duro, enfrentados, divididos y asustados.
Ojalá se alcance un verdadero consenso integrador que nos ayude a salir de este nudo, sin que corra sangre inocente y que comencemos a trabajar con más ahínco, para desarrollar poco a poco.
Ojalá nos demos cuenta de que las transnacionales no se van a ir, porque el negocio del petróleo y del gas es bueno y ojalá las petroleras entiendan que tenemos derecho a reclamar lo que es nuestro y que tenemos derecho a conocer los contratos y que tenemos derecho a cuestionarlos e invalidarlos si es que incumplen con nuestras normas vigentes y que si se van, otras vendrán y que no queremos saqueadores, que queremos socios estratégicos.
Ojalá entendamos que por mucho que no quieran que desarrollemos, podemos hacerlo, que el gas no es el único recurso, que tenemos la quinua real, que tenemos el banano, que tenemos la soya, que tenemos la castaña, que tenemos minerales, que tenemos oro, que tenemos litio, que tenemos una inmensa riqueza turística diversa y para diferentes gustos, todas estas y muchas otras más, sin explotar adecuadamente. No por nada, Juan Enrique jurado dice con su hermosa y vehemente voz, en su más bella canción “Rojo Amarillo y Verde”: “...es inmensa esta riqueza y es por eso que el de afuera en mi tierra se interesa, están estudiando al campesino, con psicólogos entendidos, por qué no van a estudiar a su abuela, que hasta ahora no han entendido, que esta tierra es de nosotros y no de los entremetidos...”.