Acabo de ver en la televisión, a los periodistas de la red PAT, quejarse del comportamiento de los efectivos de la seguridad personal de Presidente.
Si bien es comprensible que dicho trabajo no debe ser muy agradable y debe estar marcado de tensiones y sustos, no justifica un comportamiento agresivo en contra de periodistas que al igual que ellos están haciendo su trabajo.
No obstante, debo reconocer que hay periodistas y periodistas, pero en todo caso, considero que no es correcto que un guardaespaldas, esté impartiendo amenazas dciendo: “…tis toy decendo, ti voy cargar” y ante la pregunta de los periodistas: “¿A quién?” la respuesta más tonta y cobarde que podría esperarse: “A todos”.
Esto no le hace bien a nadie.
Por una parte, porque el gobierno ha ido deteriorando su relación con los medios el motivo pareciera ser estos son de propiedad de los círculos de poder económico que antes detentaban también el poder político y que hoy lo han perdido.
Pero, es bueno notar que los periodistas no pertenecen a dicho sector social, aunque muchos lo deben creer, por las lisonjas, favores y privilegios de los que antes gozaban y ahora los han ido perdiendo, salvo los que trabajan en los medios públicos o estatales.
Tampoco es buena idea que un triste “matón” como en la época del tipo famoso del “testamento bajo el brazo”, agreda a periodistas que van a cubrir los acontecimientos y en el desempeño de sus funciones sufran discriminación, agresiones, insultos, empujones, estén a la intemperie, etc.
Ninguno de los dos extremos le hace bien a nadie.