El Gobierno responde a la Universidad: ¿Más plata?
Las universidades estatales bolivianas están pidiendo al Gobierno Central un incremento a sus presupuestos, este argumenta la falta de recursos para poder atender dichas demandas, en tanto, estas anuncian asumir medidas de presión.
El problema de la Universidad Boliviana y el de la Paceña, específicamente, es complicado por la cantidad de factores que deben tomarse en cuenta para tratar la problemática de la Educación Superior y su presupuesto.
A propósito del tema conversamos con el Lic. Roberto Aguilar quien fue Secretario General de La Universidad Mayor de San Andrés en la gestión del Lic. Pablo Ramos y nos proporcionó los siguientes datos:
La Universidad – sostiene Aguilar – tiene ingresos por diversos conceptos que son los siguientes: Matrícula, aporte de la Prefectura, aporte de la H.A.M., Ley de Pensiones, ingresos propios, donaciones, coparticipación tributaria, etc.
Pero, lo que aquí está en discusión es la subvención del Tesoro General de la Nación (T.G.N.). Y el monto que requiere la U.M.S.A. asciende aproximadamente a 109 millones de bolivianos.
Las negociaciones se llevan a cabo a partir de los siguientes parámetros: Tasa de inflación, crecimiento del P.I.B., crecimiento vegetativo de la población universitaria, programa de evaluación.
El gobierno asegura que no incrementará la suma asignada en la gestión anterior que era alrededor de 100 millones de bolivianos, bajo el argumento de que el 82% de los recursos que obtiene la Universidad lo asigna a sueldos y salarios (partida 100).
Roberto Aguilar dice al respecto: que la casa Superior es una empresa que imparte educación y realiza investigación, son sus actividades más importantes.
En consecuencia, quienes enseñan y quienes investigan habrán de recibir un salario y es aquello lo que hace que se infle dicha partida. y que además, el incremento debe hacerse efectivo, pues, hubo no sólo una tasa de inflación alta, sino también, un crecimiento vegetativo considerable, por ello, consideran justo el requerimiento planteado y en ningún caso salido de la realidad.
Las universidades estatales bolivianas están pidiendo al Gobierno Central un incremento a sus presupuestos, este argumenta la falta de recursos para poder atender dichas demandas, en tanto, estas anuncian asumir medidas de presión.
El problema de la Universidad Boliviana y el de la Paceña, específicamente, es complicado por la cantidad de factores que deben tomarse en cuenta para tratar la problemática de la Educación Superior y su presupuesto.
A propósito del tema conversamos con el Lic. Roberto Aguilar quien fue Secretario General de La Universidad Mayor de San Andrés en la gestión del Lic. Pablo Ramos y nos proporcionó los siguientes datos:
La Universidad – sostiene Aguilar – tiene ingresos por diversos conceptos que son los siguientes: Matrícula, aporte de la Prefectura, aporte de la H.A.M., Ley de Pensiones, ingresos propios, donaciones, coparticipación tributaria, etc.
Pero, lo que aquí está en discusión es la subvención del Tesoro General de la Nación (T.G.N.). Y el monto que requiere la U.M.S.A. asciende aproximadamente a 109 millones de bolivianos.
Las negociaciones se llevan a cabo a partir de los siguientes parámetros: Tasa de inflación, crecimiento del P.I.B., crecimiento vegetativo de la población universitaria, programa de evaluación.
El gobierno asegura que no incrementará la suma asignada en la gestión anterior que era alrededor de 100 millones de bolivianos, bajo el argumento de que el 82% de los recursos que obtiene la Universidad lo asigna a sueldos y salarios (partida 100).
Roberto Aguilar dice al respecto: que la casa Superior es una empresa que imparte educación y realiza investigación, son sus actividades más importantes.
En consecuencia, quienes enseñan y quienes investigan habrán de recibir un salario y es aquello lo que hace que se infle dicha partida. y que además, el incremento debe hacerse efectivo, pues, hubo no sólo una tasa de inflación alta, sino también, un crecimiento vegetativo considerable, por ello, consideran justo el requerimiento planteado y en ningún caso salido de la realidad.