Dados los últimos nefastos acontecimientos nos permitimos proponer:
Podríamos detenernos a detallar la realidad que hoy vivimos en nuestro país, pero es tan elocuente que resultaría realmente una innecesaria pérdida de tiempo; sin embargo esbozaremos algunos puntos álgidos que ameritan cuando menos una enumeración.
El gobierno no cuenta con lectores de la realidad y si los tiene, es hora de relocalizarlos a lustra botas o algo así, o mejor echarlos a la calle.
La sedición a la que se apela para explicar los acontecimientos actuales en Bolivia parece efecto de una cojudez[1] crónica sin límites imaginables. Lo comprensible deviene cuando uno conoce su origen.
La ruptura entre las fuerzas armadas y la sociedad siempre estuvo presente, no sólo en las brutales golpizas que reciben los conscriptos, o en el techo presupuestario destinada a un montón de gente que no hace nada más que trotar y, claro, contener este tipo de explosiones sociales. ¿De dónde proviene el dinero para costear los gastos de los aparatos represivos? Mejor ni lo decimos.
En suma: el hambre, el desbordante desempleo, la gran cantidad de necesidades insatisfechas, la rabia incontenible por las marcadas diferencias socio - económicas, la falta de justicia equitativa, la inexistencia de oportunidades reales, la confrontación racial, la pobreza (mejor miseria), el cansancio por la presión internacional despiadada entre otros dolores que laceran los corazones de la mayoría de los bolivianos es la causa de estos conflictos.
Sin pretender mucha sapiencia ensayemos la propuesta de algunos temas que requieren en el peor de los casos una seria reflexión pero que en un plazo corto traiga detrás cambios bajo la lógica de "vida o muerte".
Pena de muerte
Espero no ruborizar a quienes no tienen los pantalones bien amarrados o algunos mojigatos que dirán sin dudar: "Cómo, es un retroceso".
En todo caso, importa muy poco. La corrupción en las altas esferas es inaceptable.
La corrupción y el enriquecimiento ilícito veloz es uno de los temas que más lacera la pobreza de la gente y de cualquier ciudadano con dos dedos de frente. Por tanto la mejor manera de poner fin a estos malos manejos del poder es cortándolos de raíz.
Ahora bien, podría haber la posibilidad de que se lleve a la cámara de gas a un inocente; para eso habrá que realizar investigaciones tan exhaustivas que no den lugar a la menor duda y para eso habrá que legislar apropiadamente ¡pero ya!
Aquellos que le roban aun país y a un pueblo tan pobre no merecen vivir. Basta de los entornos y esferas más elevadas del poder involucrados en actos realmente vergonzosos.
Acabar con los corruptos de los tres poderes
La corrupción en el aparato burocrático estatal es tal que quizá sea conveniente otro "retroceso" y se castigue con rigor a todos los corruptos de los tres poderes, por una parte, y de todo el aparato estatal, por otra, sin consideraciones esnobistas de bajos salarios o justificaciones estúpidas parecidas.
La pena debiera ser Cadena Perpetua y trabajos forzados comunitarios.
Justicia y equidad
Ambos conceptos aparentan ir por el mismo camino pero no es así:
En cuanto a la justicia debería trabajarse de modo tal que las leyes primen y no los sobornos, los sobornados y los sobornadores debieran tener la pena que indica el acápite anterior.
Y la equidad se refiere más bien a una redistribución de la riqueza de la riqueza. Los salarios de todos quienes lo perciben desde el Tesoro General de la Nación (TGN) deberían estar fijados no por montos sino tomando como unidad el Salario Mínimo Vital y tomando en cuenta variables como: edad, número de hijos dependientes, capacitación, cursos realizados, estudios superiores, trabajo rural, responsabilidades laborales, etc.
Por ejemplo resulta totalmente injusto que 25 profesores titulados de categoría cero perciban el mismo ingreso que un diputado que bien podría no ser ni bachiller. Esto, no lastima, provoca gran indignación.
Fuentes de trabajo
Se ha dicho con gran firmeza que el rol del Estado, en estos tiempos, ya no es el de ser el gran empleador y que esta responsabilidad
Art. 156[2].- El trabajo es un deber y un derecho, y contribuye la base del orden social y económico.
Art. 157[3].- El trabajo y el capital gozan de la protección del Estado. La ley regulará sus relaciones estableciendo normas sobre contratos individuales y colectivos, salario mínimo, jornada máxima, trabajo de mujeres y menores, descansos semanales y anuales remunerados, feriados, aguinaldos, primas u otros sistemas de participación en las utilidades de la empresa, indemnización por tiempo de servicios, desahucios, formación profesional y otros beneficios sociales y de protección a los trabajadores.
Corresponde al Estado crear condiciones que garanticen para todos posibilidades de ocupación laboral, estabilidad en el trabajo y remuneración justa.
Modernización de los partidos polítcios
Loc cleferos
Eliminación de la selección de futbol
[1] No quise emplear este término, pero no necontré uno más apropiado y con tal pertinencia. Pido las disculpas del caso.
[2] Constitución Política del Estado, Titulo Segundo, Regimen Social.
[3] Ibidem.
Podríamos detenernos a detallar la realidad que hoy vivimos en nuestro país, pero es tan elocuente que resultaría realmente una innecesaria pérdida de tiempo; sin embargo esbozaremos algunos puntos álgidos que ameritan cuando menos una enumeración.
El gobierno no cuenta con lectores de la realidad y si los tiene, es hora de relocalizarlos a lustra botas o algo así, o mejor echarlos a la calle.
La sedición a la que se apela para explicar los acontecimientos actuales en Bolivia parece efecto de una cojudez[1] crónica sin límites imaginables. Lo comprensible deviene cuando uno conoce su origen.
La ruptura entre las fuerzas armadas y la sociedad siempre estuvo presente, no sólo en las brutales golpizas que reciben los conscriptos, o en el techo presupuestario destinada a un montón de gente que no hace nada más que trotar y, claro, contener este tipo de explosiones sociales. ¿De dónde proviene el dinero para costear los gastos de los aparatos represivos? Mejor ni lo decimos.
En suma: el hambre, el desbordante desempleo, la gran cantidad de necesidades insatisfechas, la rabia incontenible por las marcadas diferencias socio - económicas, la falta de justicia equitativa, la inexistencia de oportunidades reales, la confrontación racial, la pobreza (mejor miseria), el cansancio por la presión internacional despiadada entre otros dolores que laceran los corazones de la mayoría de los bolivianos es la causa de estos conflictos.
Sin pretender mucha sapiencia ensayemos la propuesta de algunos temas que requieren en el peor de los casos una seria reflexión pero que en un plazo corto traiga detrás cambios bajo la lógica de "vida o muerte".
Pena de muerte
Espero no ruborizar a quienes no tienen los pantalones bien amarrados o algunos mojigatos que dirán sin dudar: "Cómo, es un retroceso".
En todo caso, importa muy poco. La corrupción en las altas esferas es inaceptable.
La corrupción y el enriquecimiento ilícito veloz es uno de los temas que más lacera la pobreza de la gente y de cualquier ciudadano con dos dedos de frente. Por tanto la mejor manera de poner fin a estos malos manejos del poder es cortándolos de raíz.
Ahora bien, podría haber la posibilidad de que se lleve a la cámara de gas a un inocente; para eso habrá que realizar investigaciones tan exhaustivas que no den lugar a la menor duda y para eso habrá que legislar apropiadamente ¡pero ya!
Aquellos que le roban aun país y a un pueblo tan pobre no merecen vivir. Basta de los entornos y esferas más elevadas del poder involucrados en actos realmente vergonzosos.
Acabar con los corruptos de los tres poderes
La corrupción en el aparato burocrático estatal es tal que quizá sea conveniente otro "retroceso" y se castigue con rigor a todos los corruptos de los tres poderes, por una parte, y de todo el aparato estatal, por otra, sin consideraciones esnobistas de bajos salarios o justificaciones estúpidas parecidas.
La pena debiera ser Cadena Perpetua y trabajos forzados comunitarios.
Justicia y equidad
Ambos conceptos aparentan ir por el mismo camino pero no es así:
En cuanto a la justicia debería trabajarse de modo tal que las leyes primen y no los sobornos, los sobornados y los sobornadores debieran tener la pena que indica el acápite anterior.
Y la equidad se refiere más bien a una redistribución de la riqueza de la riqueza. Los salarios de todos quienes lo perciben desde el Tesoro General de la Nación (TGN) deberían estar fijados no por montos sino tomando como unidad el Salario Mínimo Vital y tomando en cuenta variables como: edad, número de hijos dependientes, capacitación, cursos realizados, estudios superiores, trabajo rural, responsabilidades laborales, etc.
Por ejemplo resulta totalmente injusto que 25 profesores titulados de categoría cero perciban el mismo ingreso que un diputado que bien podría no ser ni bachiller. Esto, no lastima, provoca gran indignación.
Fuentes de trabajo
Se ha dicho con gran firmeza que el rol del Estado, en estos tiempos, ya no es el de ser el gran empleador y que esta responsabilidad
Art. 156[2].- El trabajo es un deber y un derecho, y contribuye la base del orden social y económico.
Art. 157[3].- El trabajo y el capital gozan de la protección del Estado. La ley regulará sus relaciones estableciendo normas sobre contratos individuales y colectivos, salario mínimo, jornada máxima, trabajo de mujeres y menores, descansos semanales y anuales remunerados, feriados, aguinaldos, primas u otros sistemas de participación en las utilidades de la empresa, indemnización por tiempo de servicios, desahucios, formación profesional y otros beneficios sociales y de protección a los trabajadores.
Corresponde al Estado crear condiciones que garanticen para todos posibilidades de ocupación laboral, estabilidad en el trabajo y remuneración justa.
Modernización de los partidos polítcios
Loc cleferos
Eliminación de la selección de futbol
[1] No quise emplear este término, pero no necontré uno más apropiado y con tal pertinencia. Pido las disculpas del caso.
[2] Constitución Política del Estado, Titulo Segundo, Regimen Social.
[3] Ibidem.