LA COMUNICACIÓN PARA LOS COMUNICADORES ES IGUAL A:
LAS PERAS CON LAS PERAS; LAS MANZANAS CON LAS MANZANAS
Quizá una pregunta que tendrán que hacerse los comunicadores y estudiantes de la carrera que, cuando menos resultará crucial, es: ¿Para qué comunicación?
Me imagino que todos estudiamos PARA TRABAJAR, para realizarnos en el ámbito laboral y si no conseguimos un espacio en el área de estudio a la que le hemos dedicado cinco años o muchos más, habremos fracasado en nuestra elección e incluso, a lo mejor, debiéramos pensar que hemos perdido vanamente el tiempo.
No son pocos los casos de profesionales, con Título en Provisión Nacional que se ven obligados a trabajar de taxistas o de vendedores ambulantes, ante la falta de espacios laborales.
Entonces preguntémonos ¿Dónde tendríamos que laborar los comunicadores?
¿Será que la universidad nos dio la oportunidad de formarnos para el mercado laboral existente? ¿Habrá hecho un estudio al respecto?
Uno de los terrenos laborales, que se irá configurando hacia futuro, de gran demanda será el terreno de la Comunicación Organizacional, que muy poco se la toma en cuenta en los pensums, cargados de teorías sociológicas y políticas, en muchos casos repetitivas hasta el cansancio[1].
Las empresas, las organizaciones no gubernamentales e incluso el Estado, requieren cada vez con más frecuencia comunicadores altamente especializados en destrezas y habilidades técnicas, propias de la comunicación, como nunca antes.
Muy a pesar del atraso comunicacional que vive Bolivia ya vemos empresas de monitoreo, de relaciones públicas, de estrategias de comunicación, de publicidad, de producción, entre otras y allá espacios laborales, pero donde se exigen destrezas de comunicadores.
Por qué no soñar y pensar que los comunicadores podrían asociarse y emprender sus propias pequeñas o medianas empresas (Pymes) dedicadas a prestar servicios o generar productos de comunicación, que buena falta nos hacen.
Si nos ponemos a reflexionar, unos escogen carreras como comunicación, sociología, política o antropología, historia y afines, con una intencionalidad concreta. Pero luego cambian, ahí esta el cambio, el primero, después viene el segundo y con la familia viene el tercero, no hay un sólo cambio, algunos “analistas” ven sólo uno, han perdido el sentido de la realidad.
La universidad tiene como fin servir al pueblo, capacitarlo, profesionalizarlo. Pero es frágil como la opinión pública, y otros intereses, se valen de esa debilidad. La universidad debe generar ideas, no reproducir las viejas, como un disco rayado. La universidad debe ser la luz de un país, no el motor de su destrucción.
Quienes estudian comunicación deberían ponerse a pensar que en el futuro deberán trabajar en las grandes empresas nacionales o transnacionales comunicando ya sea al interior o exterior de las mismas, sus actividades, sus avances, sus logros, sus alcances, sus proyectos, lo mismo cuando se trata del Estado o de fundaciones u organizaciones que no pertenecen al gobierno.
Los comunicadores estudian para crear imagen, de hecho, ahora los comunicadores cuando no trabajan como periodistas (empíricos en su mayoría, todavía) trabajan en eso, creando y recreando la imagen empresarial e institucional.
Los comunicadores deberían autoformarse para COMUNICAR y comunicar generalmente lo bueno, lo positivo lo destacable de las organizaciones para las que trabajan, esa es la verdadera función de un comunicador.
Aquellos comunicadores que tienen intenciones políticas o tienen alma de agitadores sociales, quizá se hayan confundido de carrera y debería haber estudiado carreras como Ciencia Política o Sociología.
Los que ahora están en la universidad, todavía en proceso de formación, quizá tengan la oportunidad de reencaminar su vida o su profesión, optando por una u otra carrera, la que les resulte más apropiada a sus aspiraciones.
Tendrán que escoger, si quieren ser profesionales que procuran y construyen la imagen positiva de una organización y especializarse en ese sentido: PARA TRABAJAR; o por el contrario, si desean vincularse con las masas y los movimientos sociales, para procurar el bien común y para ello, escoger la carrera y los estudios más apropiados.
Mientras que los que ya terminaron su carrera y se equivocaron, tendrán dos opciones: estudiar nuevamente (convalidando lo mucho que hay por convalidar) o seguir deambulando por unas ideas y otras, que normalmente sólo conducen al desempleo, al fracaso y a la frustración personal, en el largo plazo.
Si no les gustó la idea, cuando menos reflexionen.
[1] Véase pensusm de carreras de Comunicación social de universidades, en especial de las depedientes del Estado.
LAS PERAS CON LAS PERAS; LAS MANZANAS CON LAS MANZANAS
Quizá una pregunta que tendrán que hacerse los comunicadores y estudiantes de la carrera que, cuando menos resultará crucial, es: ¿Para qué comunicación?
Me imagino que todos estudiamos PARA TRABAJAR, para realizarnos en el ámbito laboral y si no conseguimos un espacio en el área de estudio a la que le hemos dedicado cinco años o muchos más, habremos fracasado en nuestra elección e incluso, a lo mejor, debiéramos pensar que hemos perdido vanamente el tiempo.
No son pocos los casos de profesionales, con Título en Provisión Nacional que se ven obligados a trabajar de taxistas o de vendedores ambulantes, ante la falta de espacios laborales.
Entonces preguntémonos ¿Dónde tendríamos que laborar los comunicadores?
¿Será que la universidad nos dio la oportunidad de formarnos para el mercado laboral existente? ¿Habrá hecho un estudio al respecto?
Uno de los terrenos laborales, que se irá configurando hacia futuro, de gran demanda será el terreno de la Comunicación Organizacional, que muy poco se la toma en cuenta en los pensums, cargados de teorías sociológicas y políticas, en muchos casos repetitivas hasta el cansancio[1].
Las empresas, las organizaciones no gubernamentales e incluso el Estado, requieren cada vez con más frecuencia comunicadores altamente especializados en destrezas y habilidades técnicas, propias de la comunicación, como nunca antes.
Muy a pesar del atraso comunicacional que vive Bolivia ya vemos empresas de monitoreo, de relaciones públicas, de estrategias de comunicación, de publicidad, de producción, entre otras y allá espacios laborales, pero donde se exigen destrezas de comunicadores.
Por qué no soñar y pensar que los comunicadores podrían asociarse y emprender sus propias pequeñas o medianas empresas (Pymes) dedicadas a prestar servicios o generar productos de comunicación, que buena falta nos hacen.
Si nos ponemos a reflexionar, unos escogen carreras como comunicación, sociología, política o antropología, historia y afines, con una intencionalidad concreta. Pero luego cambian, ahí esta el cambio, el primero, después viene el segundo y con la familia viene el tercero, no hay un sólo cambio, algunos “analistas” ven sólo uno, han perdido el sentido de la realidad.
La universidad tiene como fin servir al pueblo, capacitarlo, profesionalizarlo. Pero es frágil como la opinión pública, y otros intereses, se valen de esa debilidad. La universidad debe generar ideas, no reproducir las viejas, como un disco rayado. La universidad debe ser la luz de un país, no el motor de su destrucción.
Quienes estudian comunicación deberían ponerse a pensar que en el futuro deberán trabajar en las grandes empresas nacionales o transnacionales comunicando ya sea al interior o exterior de las mismas, sus actividades, sus avances, sus logros, sus alcances, sus proyectos, lo mismo cuando se trata del Estado o de fundaciones u organizaciones que no pertenecen al gobierno.
Los comunicadores estudian para crear imagen, de hecho, ahora los comunicadores cuando no trabajan como periodistas (empíricos en su mayoría, todavía) trabajan en eso, creando y recreando la imagen empresarial e institucional.
Los comunicadores deberían autoformarse para COMUNICAR y comunicar generalmente lo bueno, lo positivo lo destacable de las organizaciones para las que trabajan, esa es la verdadera función de un comunicador.
Aquellos comunicadores que tienen intenciones políticas o tienen alma de agitadores sociales, quizá se hayan confundido de carrera y debería haber estudiado carreras como Ciencia Política o Sociología.
Los que ahora están en la universidad, todavía en proceso de formación, quizá tengan la oportunidad de reencaminar su vida o su profesión, optando por una u otra carrera, la que les resulte más apropiada a sus aspiraciones.
Tendrán que escoger, si quieren ser profesionales que procuran y construyen la imagen positiva de una organización y especializarse en ese sentido: PARA TRABAJAR; o por el contrario, si desean vincularse con las masas y los movimientos sociales, para procurar el bien común y para ello, escoger la carrera y los estudios más apropiados.
Mientras que los que ya terminaron su carrera y se equivocaron, tendrán dos opciones: estudiar nuevamente (convalidando lo mucho que hay por convalidar) o seguir deambulando por unas ideas y otras, que normalmente sólo conducen al desempleo, al fracaso y a la frustración personal, en el largo plazo.
Si no les gustó la idea, cuando menos reflexionen.
[1] Véase pensusm de carreras de Comunicación social de universidades, en especial de las depedientes del Estado.