“En general, se dice que en Bolivia, ser niño es una triple desgracia porque implica ser pobre, pertenecer a una etnia y ser menor, en el caso de las niñas hay una cuarta: ser mujer”, afirma Jorge Domic.
En el tema del maltrato, los índices de violación en las niñas son mucho mayores en el casco urbano; en lo referido a educación, los índices de deserción y repetición siempre son más altos; en salud sucede que ser niña tiene sus particularidades y los riesgos se acentúan cuando ésta llega a ser adolescente explica éste psicólogo.
El sistema machista y patriarcal en esencia, limita las posibilidades de la niña. Los espacios, en el sistema de trabajo, por ejemplo, se limitan; las niñas pueden trabajar como trabajadoras del hogar, pero no como lustrabotas o voceadoras. En otros ámbitos, los de los colegios mixtos, se privilegia el ritmo de aprendizaje de los varones.
Domic menciona un estudio sobre niñas trabajadoras en el que se muestra cuán disminuidas son las aspiraciones de este sector. Ante la pregunta de qué quisieran ser, respondían que nada o, entre otros casos, ser vendedoras. “Hay una sobrelimitación de las expectativas sociales y eso tiene que ver con la manera en que internalizamos el hecho de ser mujer en nuestro medio”.
Las niñas de la calle sufren, en principio, la violencia de la calle, pero hasta ahí las lleva también la violencia doméstica y la que ejercen en las escuelas sobre ellas.
No todas las niñas que viven en la calle recurren a la infracción (robo), dice Willma Velasco; muchas trabajan en otras actividades, “llegar a la prostitución es lo último que podrían hacer. Dentro del grupo de niños de la calle existen una serie de valores, si bien han perdido la autoestima, conservan algunos valores. Una niña de la calle que se dedica a la prostitución, dentro de su grupo es estigmatizada”, explica Velasco.
Otro de los grandes riesgos que ellas corren es el contacto con la policía. “En las famosas batidas, las agarran y muchas de ellas han denunciado, en investigaciones, que han sido violadas por los policías, y no dejan de denunciar que compañeros de otros grupos las violan. Por se mujeres están sometidas a otro tipo de violencia de la calle, del grupo y la situación en que viven”. Pienso que cuando se ve el tema de los niños y, en particular, el tema de los niños en situación de pobreza, lo fundamental es ver cómo ésta afecta el conjunto del desarrollo de los niños y, a partir de ese elemento, cómo la pobreza incide en la insatisfacción de necesidades básicas”. Asegura Domic.
La pobreza, además, tiene en nuestro país u sesgo generacional, de género, étnico y de case para los niños.
En el tema del maltrato, los índices de violación en las niñas son mucho mayores en el casco urbano; en lo referido a educación, los índices de deserción y repetición siempre son más altos; en salud sucede que ser niña tiene sus particularidades y los riesgos se acentúan cuando ésta llega a ser adolescente explica éste psicólogo.
El sistema machista y patriarcal en esencia, limita las posibilidades de la niña. Los espacios, en el sistema de trabajo, por ejemplo, se limitan; las niñas pueden trabajar como trabajadoras del hogar, pero no como lustrabotas o voceadoras. En otros ámbitos, los de los colegios mixtos, se privilegia el ritmo de aprendizaje de los varones.
Domic menciona un estudio sobre niñas trabajadoras en el que se muestra cuán disminuidas son las aspiraciones de este sector. Ante la pregunta de qué quisieran ser, respondían que nada o, entre otros casos, ser vendedoras. “Hay una sobrelimitación de las expectativas sociales y eso tiene que ver con la manera en que internalizamos el hecho de ser mujer en nuestro medio”.
Las niñas de la calle sufren, en principio, la violencia de la calle, pero hasta ahí las lleva también la violencia doméstica y la que ejercen en las escuelas sobre ellas.
No todas las niñas que viven en la calle recurren a la infracción (robo), dice Willma Velasco; muchas trabajan en otras actividades, “llegar a la prostitución es lo último que podrían hacer. Dentro del grupo de niños de la calle existen una serie de valores, si bien han perdido la autoestima, conservan algunos valores. Una niña de la calle que se dedica a la prostitución, dentro de su grupo es estigmatizada”, explica Velasco.
Otro de los grandes riesgos que ellas corren es el contacto con la policía. “En las famosas batidas, las agarran y muchas de ellas han denunciado, en investigaciones, que han sido violadas por los policías, y no dejan de denunciar que compañeros de otros grupos las violan. Por se mujeres están sometidas a otro tipo de violencia de la calle, del grupo y la situación en que viven”. Pienso que cuando se ve el tema de los niños y, en particular, el tema de los niños en situación de pobreza, lo fundamental es ver cómo ésta afecta el conjunto del desarrollo de los niños y, a partir de ese elemento, cómo la pobreza incide en la insatisfacción de necesidades básicas”. Asegura Domic.
La pobreza, además, tiene en nuestro país u sesgo generacional, de género, étnico y de case para los niños.