El Gobierno se empeña en impulsar el intento de dar fin con la coca excedentaria, que comenzó con el nombre de "Coca Cero" y sin que nadie sepa la razón trocó por el de "Droga Cero". La embajada norteamericana y otros países han celebrado con aplausos este supuesto gran logro.
Hace unos días la red PAT junto a Marketing. SRL. ha puesto al aire, en diferentes fechas, una serie de opiniones de la población, que identifica cuáles son los problemas que le interesan o le aquejan en realidad, en ningún caso se hace referencia de la erradicación de la coca.
Está claro que la embajada de los Estados Unidos tiene gran injerencia en el Estado y Gobierno boliviano, este es un hecho de larga data y responde especialmente a que nuestro país es dependiente económicamente y por lo tanto lo es, también, políticamente. Esto, al parecer, no va a cambiar.
EL SISTEMA POLÍTICO
Una vez que se dictó el por demás famoso decreto supremo 21060 durante el gobierno de Víctor Paz Estensoro con la dirección de Gonzalo Sánchez de Lozada como Ministro de Planeamiento y Coordinación con el asesoramiento de Jefrey Sachs ahora cuestionado éticamente según artículo de Franco Gamboa publicado en el suplemento Domingo Nº 97 de La Prensa , la Central Obrera Boliviana fue perdiendo su poder de convocatoria y por lo mismo su calidad de mediador, o interlocutor, válido entre el Estado y la sociedad civil.
Por ello se ha hecho evidente que el contacto mínimo necesario que debe existir entre la sociedad y el estado ha quedado reducido a nada.
En el modelo vigente actual sería deseable que los partidos políticos jueguen dicho rol; no obstante, los miembros de esos partidos - todos sin excepción - sólo se abocan a servirse de su poder estrictamente en beneficio personal, dejando a la deriva a todo el resto de la población que vive sumida en una lacerante pobreza y ahogada por la corrupción estatal, una crisis ética que deja pasmado a cualquiera y dominada por una sensación de impotencia y de desesperanza preocupante en verdad.
Por todo esto, han comenzado a surgir movimientos o iniciativas desde el seno de la sociedad para modificar el sistema político mediante la vía de una Asamblea Constituyente. Desde luego que han surgido emotivas voces que se oponen y prefieren la vía que manda la Constitución Política del Estado, es decir, las reformas constitucionales que tienen un proceso muy largo y complejo de negociación. Como van las cosas, la vía de la Constituyente, al margen de ser la más peligrosa, pare ser la más rápida y efectiva.
Amén de lo que pueda suceder, la población se siente cansada por tanto manoseo de la cosa pública y ha dado signos verdaderamente preocupantes en lo que al notorio déficit de esperanza se refiere.
ESTE GOBIERNO
Al parecer, en los últimos 50 años, en el mejor de los casos, el país no ha conocido un (des) gobierno peor a este. La UDP arrastraba una serie de problemas del pasado inmediato y una conducta que dejaba mucho que desear por parte de Jaime Paz Zamora, que desembocaron en el acortamiento del mandato presidencial y, en todo caso, no fue tan malo como este.
Ya hablamos al iniciar este artículo del único logro del Gobierno: "Coca Cero" que quizá lo sea a ojos de la embajada norteamericana pero a ojos de la población es un tema que no importa.
Si intentamos buscar esforzadamente otro logro, por insignificante o pequeño que fuera, cualquier afán resulta desesperantemente vano. Todo es deplorable.
El cuoteo, el manejo discrecional del país, la corrupción, la injusticia, la impunidad, la prebenda, la irresponsabilidad, el nomeimportismo y más, salta a la vista.
Intentemos un recuento - no cronológico - de lo que podría verse como lo más apremiante:
Nueve mineros fueron abandonados a su suerte y murieron intentando llegar a la superficie rasguñando la roca de una mina, quien sabe, comiéndose entre ellos, hasta que la falta de aire les dio la paz de la muerte. De seguro en el agónico recuerdo les quedó: la desdicha de pertenecer a un país tercermundista que nada les ofrece a menos que sea su despreciable miseria y, peor aún, los carnavales que ellos celebraron con una agonía de las que nadie, pero nadie, desearía. Los aparatos del Estado destinados para aquellas tareas no hicieron nada, salvo recuperar los cadáveres demasiados días tarde, claro, estaban festejando el carnaval.
Algunos banqueros estafaron a Bolivia aproximadamente seiscientos cincuenta millones de dólares y no hay quien se anime a cobrarlos porque tienen de su lado a la (in) justicia, que o no se atreve a ser seria o se vale de ellos para enriquecerse; mientras el pueblo paga esta gruesa deuda arrastrándose en la indigencia, en la calamidad, en la hambruna, en medio de una lacerante crisis que parece nadie ver, en las altas esferas estatales, o al menos no parece importarles. PAT ha hecho un plausible esfuerzo pero no ha logrado mayores resultados y por el contrario ha recibido una serie de amenazas, insultos y calumnias. Ojalá no decaigan. Quizá no sean quienes deban hacerlo, pero eso a quien le importa.
Defensa Civil e incluso la Policía Boliviana requieren urgentemente helicópteros y no uno sino varios, para diferentes tareas, pero, claro, no va a ser posible porque en vez se ha comprado un avión de lujo, que entre otras cosas se ha siniestrado. Y no hay nadie en la cárcel.
En el entorno más cercano al Presidente se han dado los hechos de corrupción más espeluznantes que al principio nos dejaban estupefactos a todos pero que ahora ya no sorprenden a nadie y lo que pasa es que el descaro es singular por tanto esta práctica se ha hecho muy común. Y, claro, no hay nadie en la cárcel.
¿Cuántos muertos han dejado los enfrentamientos entre el actual gobierno y la sociedad boliviana? ¿Cuántos muertos dejó el primer gobierno del dictador? Con democracia o sin ella ¿Dónde está la diferencia? Sólo una: sabemos dónde se los ha enterrado, el número es similar.
Bolivia ha sido castigada, no sólo con un pésimo equipo de gobierno a la cabeza de un militar retirado, sino con desastres naturales de gran magnitud; no se ha hecho más que un par de visitas y mientras la gente se ahogaba, le picaban los bichos, no tenían agua ni comida, el gobierno premiaba a "Los mejores del 2000", que asco, no tienen ni vergüenza, ni pudor, el morbo de los periódicos Gente o Extra queda miniaturizado con estas escenas que tenemos que soportar. La sociedad sí tuvo iniciativas, siempre las tiene , e hizo llegar su mano benevolente a quienes quedaron lastimados por la naturaleza y el pecado de no haber sabido elegir un gobierno. Seguro ya todo se habrá agotado, a estas alturas y habrán miles de bolivianos, de toda edad, pasando nuevamente desesperante hambruna. ¿Será que tenemos el gobierno que merecemos?
Varios sectores han pedido la renuncia del Presidente con toda razón ¿La democracia? ¿Cuál democracia?; ¿La gobernabilidad? ¿Cuál gobernabilidad?; ¿La Estabilidad? ¿Cuál estabilidad?; ¿El prestigio externo del país? ¿Cuál prestigio? Vamos... ¡No seamos ingenuos!
LO QUE ESPERA EL PAIS
Al margen de esperar que este gobierno cese, hay cosas que la población quiere y no se ha hecho nada por ello.
El trabajo, o más bien, la falta de él es el problema que más aqueja a toda la población boliviana, el índice de desempleo que tendría que haber disminuido con la capitalización y la inversión extranjera, no disminuyó y hasta se incrementó. Hoy hay en las calles de toda Bolivia más vendedores que compradores, este es un signo muy preocupante. Cada día se cierran empresas dejando en la calle a muchas personas, esto genera incertidumbre en sus familias. El gobierno no ha hecho nada al respecto y no lo hará, pues no tiene la capacidad. Esto ha quedado demostrado en el hecho de que desde que asumió el mando no se ha visto ninguna iniciativa, en serio, para revertir el desempleo Se habló en la campaña de una suerte de impulso a la micro empresas, pero no hay nada.
La disminución de la pobreza es otro de los problemas que afecta a otro grueso sector de los bolivianos. Especialmente en el área rural y en las zonas periurbanas existe una pobreza que linda estrechamente con la miseria y, casi, la indigencia. No existe políticas que se hayan trazado para mejorar este profundo problema boliviano, si bien algunos intentos en educación se han hecho, cuyos resultados se verán a mediano y largo plazo, es bastante previsible que no serán los esperados porque aquellos niños que no tienen una alimentación adecuada no van a rendir como es deseable y la inversión que se está haciendo en educación no dará sus frutos. Otro esfuerzo para luchar contra la pobreza secillamente no existe.
La lucha contra la corrupción no ha sido encarada, la famosa institucionalización ha sido vejada con el cuoteo descarado que han protagonizado la UCS, el MIR y, por supuesto, ADN. En todo caso si se la hubiera respetado resultaba pobre, escasa y, por demás ineficiente, para luchar contra el peor flagelo que vive Bolivia. Cualquier gobierno que se precie de serio, de responsable, de "gobierno", debería sancionar con la mayor drasticidad cualquier acto de corrupción. Quizá la cadena perpetua y la pena de muerte sean los mecanismos más indicados para una lucha seria, la mojigatería que dice que esto es retrógrado, es la que quiere salvarse de su impunidad. La cadena perpetua debería ser dictada para un acto de corrupción que si bien ha sido probado, queden algunos indicios que muestren lo contrario; la pena de muerte debería ser inminente para quienes hayan cometidos actos de corrupción y haya quedado fehacientemente demostrado. Respecto de los bienes de los corruptos deberían pasar al Estado hasta pagar el monto total del delito sumado al costo que le ha significado al Estado recuperarlo. ¿Suena feo? ¿La desvergonzada corrupción seguida de impunidad suena mejor? ¿Cuál prefiere la mayoría?
La despiadada crisis ha generado una enorme ola de delincuencia que no es atendida adecuadamente por el Estado, muy a pesar de la gran publicidad que se ha hecho del plan de Seguridad Ciudadana que no ha funcionado. La gente ha comenzado a tomar la justicia por mano propia, que es absolutamente justificable, pues en muchos casos defienden lo poco que logran ganar para sobrevivir, algo realmente detestable es que algún imbécil anónimo, convierta en delincuentes a quienes se defiende de la escalada de robos. Será menester atacar la causa de la delincuencia y no los múltiples efectos que ésta acarrea.
Sin duda hay otros grandes problemas, pero quizá estos sean los más apremiantes por lo menos en el área urbana de Bolivia. ¿Será que el próximo gobierno toma las cosas en serio y hace algo al respecto pronto? De no ser así, una devastadora convulsión social se nos viene encima y con resultados que es preferible ni pensar. Lo peor es que llevamos mucho retraso, muchas voces están intentando alertarnos; aunque al parecer nadie escucha. Este es el gran fracaso del sistema político boliviano. ¡Sálvese quien pueda!
Hace unos días la red PAT junto a Marketing. SRL. ha puesto al aire, en diferentes fechas, una serie de opiniones de la población, que identifica cuáles son los problemas que le interesan o le aquejan en realidad, en ningún caso se hace referencia de la erradicación de la coca.
Está claro que la embajada de los Estados Unidos tiene gran injerencia en el Estado y Gobierno boliviano, este es un hecho de larga data y responde especialmente a que nuestro país es dependiente económicamente y por lo tanto lo es, también, políticamente. Esto, al parecer, no va a cambiar.
EL SISTEMA POLÍTICO
Una vez que se dictó el por demás famoso decreto supremo 21060 durante el gobierno de Víctor Paz Estensoro con la dirección de Gonzalo Sánchez de Lozada como Ministro de Planeamiento y Coordinación con el asesoramiento de Jefrey Sachs ahora cuestionado éticamente según artículo de Franco Gamboa publicado en el suplemento Domingo Nº 97 de La Prensa , la Central Obrera Boliviana fue perdiendo su poder de convocatoria y por lo mismo su calidad de mediador, o interlocutor, válido entre el Estado y la sociedad civil.
Por ello se ha hecho evidente que el contacto mínimo necesario que debe existir entre la sociedad y el estado ha quedado reducido a nada.
En el modelo vigente actual sería deseable que los partidos políticos jueguen dicho rol; no obstante, los miembros de esos partidos - todos sin excepción - sólo se abocan a servirse de su poder estrictamente en beneficio personal, dejando a la deriva a todo el resto de la población que vive sumida en una lacerante pobreza y ahogada por la corrupción estatal, una crisis ética que deja pasmado a cualquiera y dominada por una sensación de impotencia y de desesperanza preocupante en verdad.
Por todo esto, han comenzado a surgir movimientos o iniciativas desde el seno de la sociedad para modificar el sistema político mediante la vía de una Asamblea Constituyente. Desde luego que han surgido emotivas voces que se oponen y prefieren la vía que manda la Constitución Política del Estado, es decir, las reformas constitucionales que tienen un proceso muy largo y complejo de negociación. Como van las cosas, la vía de la Constituyente, al margen de ser la más peligrosa, pare ser la más rápida y efectiva.
Amén de lo que pueda suceder, la población se siente cansada por tanto manoseo de la cosa pública y ha dado signos verdaderamente preocupantes en lo que al notorio déficit de esperanza se refiere.
ESTE GOBIERNO
Al parecer, en los últimos 50 años, en el mejor de los casos, el país no ha conocido un (des) gobierno peor a este. La UDP arrastraba una serie de problemas del pasado inmediato y una conducta que dejaba mucho que desear por parte de Jaime Paz Zamora, que desembocaron en el acortamiento del mandato presidencial y, en todo caso, no fue tan malo como este.
Ya hablamos al iniciar este artículo del único logro del Gobierno: "Coca Cero" que quizá lo sea a ojos de la embajada norteamericana pero a ojos de la población es un tema que no importa.
Si intentamos buscar esforzadamente otro logro, por insignificante o pequeño que fuera, cualquier afán resulta desesperantemente vano. Todo es deplorable.
El cuoteo, el manejo discrecional del país, la corrupción, la injusticia, la impunidad, la prebenda, la irresponsabilidad, el nomeimportismo y más, salta a la vista.
Intentemos un recuento - no cronológico - de lo que podría verse como lo más apremiante:
Nueve mineros fueron abandonados a su suerte y murieron intentando llegar a la superficie rasguñando la roca de una mina, quien sabe, comiéndose entre ellos, hasta que la falta de aire les dio la paz de la muerte. De seguro en el agónico recuerdo les quedó: la desdicha de pertenecer a un país tercermundista que nada les ofrece a menos que sea su despreciable miseria y, peor aún, los carnavales que ellos celebraron con una agonía de las que nadie, pero nadie, desearía. Los aparatos del Estado destinados para aquellas tareas no hicieron nada, salvo recuperar los cadáveres demasiados días tarde, claro, estaban festejando el carnaval.
Algunos banqueros estafaron a Bolivia aproximadamente seiscientos cincuenta millones de dólares y no hay quien se anime a cobrarlos porque tienen de su lado a la (in) justicia, que o no se atreve a ser seria o se vale de ellos para enriquecerse; mientras el pueblo paga esta gruesa deuda arrastrándose en la indigencia, en la calamidad, en la hambruna, en medio de una lacerante crisis que parece nadie ver, en las altas esferas estatales, o al menos no parece importarles. PAT ha hecho un plausible esfuerzo pero no ha logrado mayores resultados y por el contrario ha recibido una serie de amenazas, insultos y calumnias. Ojalá no decaigan. Quizá no sean quienes deban hacerlo, pero eso a quien le importa.
Defensa Civil e incluso la Policía Boliviana requieren urgentemente helicópteros y no uno sino varios, para diferentes tareas, pero, claro, no va a ser posible porque en vez se ha comprado un avión de lujo, que entre otras cosas se ha siniestrado. Y no hay nadie en la cárcel.
En el entorno más cercano al Presidente se han dado los hechos de corrupción más espeluznantes que al principio nos dejaban estupefactos a todos pero que ahora ya no sorprenden a nadie y lo que pasa es que el descaro es singular por tanto esta práctica se ha hecho muy común. Y, claro, no hay nadie en la cárcel.
¿Cuántos muertos han dejado los enfrentamientos entre el actual gobierno y la sociedad boliviana? ¿Cuántos muertos dejó el primer gobierno del dictador? Con democracia o sin ella ¿Dónde está la diferencia? Sólo una: sabemos dónde se los ha enterrado, el número es similar.
Bolivia ha sido castigada, no sólo con un pésimo equipo de gobierno a la cabeza de un militar retirado, sino con desastres naturales de gran magnitud; no se ha hecho más que un par de visitas y mientras la gente se ahogaba, le picaban los bichos, no tenían agua ni comida, el gobierno premiaba a "Los mejores del 2000", que asco, no tienen ni vergüenza, ni pudor, el morbo de los periódicos Gente o Extra queda miniaturizado con estas escenas que tenemos que soportar. La sociedad sí tuvo iniciativas, siempre las tiene , e hizo llegar su mano benevolente a quienes quedaron lastimados por la naturaleza y el pecado de no haber sabido elegir un gobierno. Seguro ya todo se habrá agotado, a estas alturas y habrán miles de bolivianos, de toda edad, pasando nuevamente desesperante hambruna. ¿Será que tenemos el gobierno que merecemos?
Varios sectores han pedido la renuncia del Presidente con toda razón ¿La democracia? ¿Cuál democracia?; ¿La gobernabilidad? ¿Cuál gobernabilidad?; ¿La Estabilidad? ¿Cuál estabilidad?; ¿El prestigio externo del país? ¿Cuál prestigio? Vamos... ¡No seamos ingenuos!
LO QUE ESPERA EL PAIS
Al margen de esperar que este gobierno cese, hay cosas que la población quiere y no se ha hecho nada por ello.
El trabajo, o más bien, la falta de él es el problema que más aqueja a toda la población boliviana, el índice de desempleo que tendría que haber disminuido con la capitalización y la inversión extranjera, no disminuyó y hasta se incrementó. Hoy hay en las calles de toda Bolivia más vendedores que compradores, este es un signo muy preocupante. Cada día se cierran empresas dejando en la calle a muchas personas, esto genera incertidumbre en sus familias. El gobierno no ha hecho nada al respecto y no lo hará, pues no tiene la capacidad. Esto ha quedado demostrado en el hecho de que desde que asumió el mando no se ha visto ninguna iniciativa, en serio, para revertir el desempleo Se habló en la campaña de una suerte de impulso a la micro empresas, pero no hay nada.
La disminución de la pobreza es otro de los problemas que afecta a otro grueso sector de los bolivianos. Especialmente en el área rural y en las zonas periurbanas existe una pobreza que linda estrechamente con la miseria y, casi, la indigencia. No existe políticas que se hayan trazado para mejorar este profundo problema boliviano, si bien algunos intentos en educación se han hecho, cuyos resultados se verán a mediano y largo plazo, es bastante previsible que no serán los esperados porque aquellos niños que no tienen una alimentación adecuada no van a rendir como es deseable y la inversión que se está haciendo en educación no dará sus frutos. Otro esfuerzo para luchar contra la pobreza secillamente no existe.
La lucha contra la corrupción no ha sido encarada, la famosa institucionalización ha sido vejada con el cuoteo descarado que han protagonizado la UCS, el MIR y, por supuesto, ADN. En todo caso si se la hubiera respetado resultaba pobre, escasa y, por demás ineficiente, para luchar contra el peor flagelo que vive Bolivia. Cualquier gobierno que se precie de serio, de responsable, de "gobierno", debería sancionar con la mayor drasticidad cualquier acto de corrupción. Quizá la cadena perpetua y la pena de muerte sean los mecanismos más indicados para una lucha seria, la mojigatería que dice que esto es retrógrado, es la que quiere salvarse de su impunidad. La cadena perpetua debería ser dictada para un acto de corrupción que si bien ha sido probado, queden algunos indicios que muestren lo contrario; la pena de muerte debería ser inminente para quienes hayan cometidos actos de corrupción y haya quedado fehacientemente demostrado. Respecto de los bienes de los corruptos deberían pasar al Estado hasta pagar el monto total del delito sumado al costo que le ha significado al Estado recuperarlo. ¿Suena feo? ¿La desvergonzada corrupción seguida de impunidad suena mejor? ¿Cuál prefiere la mayoría?
La despiadada crisis ha generado una enorme ola de delincuencia que no es atendida adecuadamente por el Estado, muy a pesar de la gran publicidad que se ha hecho del plan de Seguridad Ciudadana que no ha funcionado. La gente ha comenzado a tomar la justicia por mano propia, que es absolutamente justificable, pues en muchos casos defienden lo poco que logran ganar para sobrevivir, algo realmente detestable es que algún imbécil anónimo, convierta en delincuentes a quienes se defiende de la escalada de robos. Será menester atacar la causa de la delincuencia y no los múltiples efectos que ésta acarrea.
Sin duda hay otros grandes problemas, pero quizá estos sean los más apremiantes por lo menos en el área urbana de Bolivia. ¿Será que el próximo gobierno toma las cosas en serio y hace algo al respecto pronto? De no ser así, una devastadora convulsión social se nos viene encima y con resultados que es preferible ni pensar. Lo peor es que llevamos mucho retraso, muchas voces están intentando alertarnos; aunque al parecer nadie escucha. Este es el gran fracaso del sistema político boliviano. ¡Sálvese quien pueda!