Quiero comenzar este intento de reflexión citando un texto del joven y destacado pensador bolivianoCarlos Hugo Molina, quien dice al inciar su artículo en la revista Tinkazos Nº3 página 85: “La irreverencia es una condición de la ciencia, lo demás será cumplir procedimientos”.
La razón que me induce referirme a esta frase, que me impactó, es la que detallo a continuación.
Desde mi más corta edad escuché decir que debemos ser objetivos. En varias clases, incluso, ya en la universidad, escuché no pocas veces la misma frase. Sin embargo, tuve la suerte de tener buenos docentes quienes me enseñaron a dudar de estas supuestas “verdades”, que no lo son tanto. De seguro si se tratara de debatir con alguien más bien vinculado a las ciencias exactas se apuraría desesperado en sostener, tenazmente, que la objetividad, en especial para fienes científicos, es inmutable.
Si observamos, cambiando radicalmente de plano, y desde la perspectiva de las ciencias sociales esto no es tan sencillo y creo, muy particularmente, que resulta hasta imposible. Me pregunto si aquel individuo de una determinada tendencia política (que todos tienen) ha decidido llevar a efecto una investigación, va a decidir con un grado sumo de subjetividad, para comenzar, su tema de estudio. Yo me pregunto: ¿Por qué ese tema y no aquel? Más experiencia, mayor conocimiento, le gusta el tema, está vinculado a él o algún allegado lo estuvo, es cuestión de honor, su partido se lo ha encomendado... podemos seguir avanzando en una interminable lista de supuestas razones; pero lo cierto es que tendrá una alta carga personal y, ojo, apenas estamos hablando la fase de la búsqueda del tema.
Si hablamos del plano informativo comunicacional. ¿Sería lo más mínimamente racional pensar que cuando un vocero oficial de cualquier gestión va a proporcionar información a los periodistas, lo hará desde una posición neutral? Usted, después de que ha perdido su equipo favorito como consecuencia de un penal en los últimos minutos ¿logra ser objetivo? Vea que la información se acerca mucho a lo que está sintiendo al recordar un pasaje parecido.
La razón que me induce referirme a esta frase, que me impactó, es la que detallo a continuación.
Desde mi más corta edad escuché decir que debemos ser objetivos. En varias clases, incluso, ya en la universidad, escuché no pocas veces la misma frase. Sin embargo, tuve la suerte de tener buenos docentes quienes me enseñaron a dudar de estas supuestas “verdades”, que no lo son tanto. De seguro si se tratara de debatir con alguien más bien vinculado a las ciencias exactas se apuraría desesperado en sostener, tenazmente, que la objetividad, en especial para fienes científicos, es inmutable.
Si observamos, cambiando radicalmente de plano, y desde la perspectiva de las ciencias sociales esto no es tan sencillo y creo, muy particularmente, que resulta hasta imposible. Me pregunto si aquel individuo de una determinada tendencia política (que todos tienen) ha decidido llevar a efecto una investigación, va a decidir con un grado sumo de subjetividad, para comenzar, su tema de estudio. Yo me pregunto: ¿Por qué ese tema y no aquel? Más experiencia, mayor conocimiento, le gusta el tema, está vinculado a él o algún allegado lo estuvo, es cuestión de honor, su partido se lo ha encomendado... podemos seguir avanzando en una interminable lista de supuestas razones; pero lo cierto es que tendrá una alta carga personal y, ojo, apenas estamos hablando la fase de la búsqueda del tema.
Si hablamos del plano informativo comunicacional. ¿Sería lo más mínimamente racional pensar que cuando un vocero oficial de cualquier gestión va a proporcionar información a los periodistas, lo hará desde una posición neutral? Usted, después de que ha perdido su equipo favorito como consecuencia de un penal en los últimos minutos ¿logra ser objetivo? Vea que la información se acerca mucho a lo que está sintiendo al recordar un pasaje parecido.