Una persona no puede ser defendida por otra, que no tenga título de abogado y esté registrado al colegio respectivo.
La Alcaldía no acepta planos que no estén firmados por un arquitecto y que no esté sellado por el colegio de arquitectos.
Intente presentar un estado financiero, un balance, o mejor, un balance de apertura ante Impuestos internos, sin la rúbrica de un auditor y el sello del colegio de auditores. sencillamente lo rechazarán.
Los ejemplos podrían continuar.
Pero intente postular a un puesto de Relacionador Público del Estado o del sector privado siendo economista, ingeniero, abogado, sociólogo, antropólogo o lo que usted sea y podrá hacerlo, no necesita para nada el requisito de ser comunicador y menos el de estar inscrito a ningún colegio de profesionales.
¿Quiere trabajar en una radio, en un canal de televisión o un periódico? Venga nomás. Es posible que lo acepten y no requerirá estar inscrito a ningún colegio de profesionales y es posible que lo acepten, sin título y sin registro al colegio pertinente.
Es así que veremos profesionales y no profesionales de toda índole, ocupando cargos que sólo podrían desempeñar los cargos de los comunicadores y es más dictando clases en la universidad sin haber pasado por un medio de comunicación o haber tenido experiencias laborales en puestos típicos de comunicadores.
Esto significa, a mi entender, que los comunicadores no nos hemos preocupado por impulsar en serio un Colegio de Comunicadores y proponer al parlamento que estudie y apruebe una ley que obligue a las empresas y al Estado a contratar comunicadores en espacios que sean claramente identificables de profesionales de esta área.
Hemos visto algunos intentos en ciudades como Santa Cruz y Oruro, pero no hay frutos en ese sentido todavía. Incluso ya se supo de algunas divisiones internas, esto es lo más indeseable. Lo adecuado sería conformar colegios departamentales sólidos y una institución nacional con las mismas características, de lo contrario los perjudicados seremos nosotros mismos: los comunicadores.
Imaginemos un abogado haciendo publicidad para una empresa agroindustrial; imaginemos un publicista defendiendo a la víctima de un atraco.
Imaginemos a un antropólogo haciendo una entrevista al Presidente de Venezuela que acaba de llegar; imaginemos a un periodista queriendo descubrir que edad tienen las pisadas de dinosaurios en Sucre.
Por supuesto que no les va ir de lo mejor.
Las personas estudian y se especializan para ejercer determinadas funciones, no quisiera imaginar que un sociólogo me opere de las várices.
Por lo tanto, considero menester que la sociedad boliviana, los empresarios y el estado le de el lugar que corresponde a los comunicadores.
Sería justo y urgente identificar y describir en un proyecto de ley, los puestos laborales y actividades que son propias de los comunicadores y sólo podrán desempeñarlas aquellos que se hubieran licenciado y se hubieran inscrito a su colegio de profesionales en comunicación, previo cumplimiento de todos los requisitos y contemplar las sanciones que se darían a personas o instituciones que incumplan la norma.
Habrá que presentar dicho proyecto al parlamento y ponerse en campaña para su pronta aprobación, si no hacemos esto seremos cómplices de este error.
Insito en que no es justo que unos profesionales sean protegidos y otros menospreciados.
Insisto, también, en que tenemos que reunirnos, organizarnos y emplazo a esta revista a que se empeñe y se proponga como objetivo impulsar los primeros pasos en ese sentido, a tiempo de felicitar (aunque tarde) la iniciativa de emprender una revista del área que tanta falta nos hace a los comunicadores.
La Alcaldía no acepta planos que no estén firmados por un arquitecto y que no esté sellado por el colegio de arquitectos.
Intente presentar un estado financiero, un balance, o mejor, un balance de apertura ante Impuestos internos, sin la rúbrica de un auditor y el sello del colegio de auditores. sencillamente lo rechazarán.
Los ejemplos podrían continuar.
Pero intente postular a un puesto de Relacionador Público del Estado o del sector privado siendo economista, ingeniero, abogado, sociólogo, antropólogo o lo que usted sea y podrá hacerlo, no necesita para nada el requisito de ser comunicador y menos el de estar inscrito a ningún colegio de profesionales.
¿Quiere trabajar en una radio, en un canal de televisión o un periódico? Venga nomás. Es posible que lo acepten y no requerirá estar inscrito a ningún colegio de profesionales y es posible que lo acepten, sin título y sin registro al colegio pertinente.
Es así que veremos profesionales y no profesionales de toda índole, ocupando cargos que sólo podrían desempeñar los cargos de los comunicadores y es más dictando clases en la universidad sin haber pasado por un medio de comunicación o haber tenido experiencias laborales en puestos típicos de comunicadores.
Esto significa, a mi entender, que los comunicadores no nos hemos preocupado por impulsar en serio un Colegio de Comunicadores y proponer al parlamento que estudie y apruebe una ley que obligue a las empresas y al Estado a contratar comunicadores en espacios que sean claramente identificables de profesionales de esta área.
Hemos visto algunos intentos en ciudades como Santa Cruz y Oruro, pero no hay frutos en ese sentido todavía. Incluso ya se supo de algunas divisiones internas, esto es lo más indeseable. Lo adecuado sería conformar colegios departamentales sólidos y una institución nacional con las mismas características, de lo contrario los perjudicados seremos nosotros mismos: los comunicadores.
Imaginemos un abogado haciendo publicidad para una empresa agroindustrial; imaginemos un publicista defendiendo a la víctima de un atraco.
Imaginemos a un antropólogo haciendo una entrevista al Presidente de Venezuela que acaba de llegar; imaginemos a un periodista queriendo descubrir que edad tienen las pisadas de dinosaurios en Sucre.
Por supuesto que no les va ir de lo mejor.
Las personas estudian y se especializan para ejercer determinadas funciones, no quisiera imaginar que un sociólogo me opere de las várices.
Por lo tanto, considero menester que la sociedad boliviana, los empresarios y el estado le de el lugar que corresponde a los comunicadores.
Sería justo y urgente identificar y describir en un proyecto de ley, los puestos laborales y actividades que son propias de los comunicadores y sólo podrán desempeñarlas aquellos que se hubieran licenciado y se hubieran inscrito a su colegio de profesionales en comunicación, previo cumplimiento de todos los requisitos y contemplar las sanciones que se darían a personas o instituciones que incumplan la norma.
Habrá que presentar dicho proyecto al parlamento y ponerse en campaña para su pronta aprobación, si no hacemos esto seremos cómplices de este error.
Insito en que no es justo que unos profesionales sean protegidos y otros menospreciados.
Insisto, también, en que tenemos que reunirnos, organizarnos y emplazo a esta revista a que se empeñe y se proponga como objetivo impulsar los primeros pasos en ese sentido, a tiempo de felicitar (aunque tarde) la iniciativa de emprender una revista del área que tanta falta nos hace a los comunicadores.