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COMUNICACIÓN - MEDIACIONES - CULTURA UN DEBATE DE LARGO ALIENTO EN BOLIVIA

ENSAYO CRÍTICO
COMUNICACIÓN - MEDIACIONES - CULTURA
UN DEBATE DE LARGO ALIENTO EN BOLIVIA

Es muy complejo el debate - y lo seguirá siendo - referido a la oposición planteada hace rato entre comunicación y cultura.
En un balance de la situación de la investigación en comunicación en Latinoamérica, realizado por Ana Carolina Escoteguy se afirma que existen cuatro grandes temáticas, las tres primeras orientadas por la teoría de la dependencia y abarca más o menos de 1970 a principios de 1980. De la cuarta área, que pasa a ser central a partir de fines de los '80 tiene como eje las formulaciones de Jesús Martín Barbero y Néstor García Canclini. Esta nueva propuesta latinoamericana surge como una respuesta a la crisis paradigmática por la que atravesaba Latinoamérica en el campo de la investigación en comunicación y propone comprender la comunicación como una cuestión de cultura contra una visión que reduce la comunicación a las explicaciones causales y funcionales[1].
Pensar en la comunicación - afirma Escoteguy, resumiendo al Dr. Martín Barbero - es verla como parte constitutiva de las dinámicas culturales. Sin embargo, esa mirada no pierde de vista el lugar que ocupan los medios en la configuración de la cultura contemporánea, tanto a nivel político como económico[2].

Medios múltiples, pocas voces
En Bolivia , como ya lo dijo Adalid Contreras, hay una gran cantidad de medios masivos de comunicación tanto en prensa, radio y televisión; no obstante, su alcance está reducido a las áreas urbana y periurbana boliviana en tanto que las áreas rurales no cuentan con el acceso a medios escritos - de prensa - ni de televisión (hoy la situación ha cambiado en alguna medida pero hablaremos de ello más adelante), el medio que casi desde su incursión llegó al campo fue la radio, pero en baja escala y no a toda el área rural. También, - Contreras - afirma que si bien existen muchos medios de comunicación son pocos quienes tienen la condición de emisores y muchos los que actúan como receptores, de ahí su trabajo denominado medios múltiples, pocas voces[3].
Para tener un panorama de lo que sucede en los diarios bolivianos revisamos el trabajo de Raúl Peñaranda que logra hacer un peritaje de un promedio de los tirajes de veinticuatro periódicos de todo el país, en base a estimaciones de "Diagnóstico de la comunicación en Bolivia". Ediciones Siglo, de Raúl Rivadeneira Prada, en 1991; los participantes del taller de Periodismo Comparado de la Universidad Andina Simón Bolívar dirigido por José Márques de Melo en 1996 y las encuestas de la empresa Control y Marketing. En este trabajo mencionado afirma - Peñaranda - que en 1991 se editaban diariamente 81 000 ejemplares diarios, en 1996 99, 000 y en 1997, 103 000 periódicos diarios[4].

Si asumimos que Bolivia cuenta con 8' 000 000 de habitantes, que de los cuales - ya sea por edad u otros motivos - sólo saben leer 4' 000 000 y que cada ejemplar de periódico llega aproximadamente a 4 personas, es decir 412 000, concluiremos que se quedan sin acceso a las noticias diariamente alrededor de 3' 588 000 ciudadanos bolivianos.
Según Lupe Cajías la situación en cuanto a cantidad de medios no difiere mucho de las ya observadas. Muestra un total de 28 periódicos diarios; 67 canales en el área urbana, 25 canales en las provincias y 46 en trámite, haciendo un total de 138 canales de televisión en Bolivia; 186 radioemisoras en las ciudades, 108 en el campo, 103 en trámite alcanzando un total de 397 emisoras radiales en Bolivia[5].
Comparamos estos datos con la Guía Nacional de Medios de Comunicación 1999 y comprobamos nuevamente lo dicho hasta este momento, con un ligero incremento, en cantidad, de los todos los medios. La guía citada es un listado de todos los medios existentes en Bolivia con algunos de sus datos y organizados por departamentos (están tomados en cuenta los nueve), y nos sirve para tener un panorama general del crecimiento impresionante que ha tenido el sector[6].
Una arrolladora mayoría de estos medios son empresa privada y se guiarán por la lógica del mercado. El discurso empleado será parecido. Y hoy, con estos datos, vemos - nuevamente - que unos pocos emiten sus ideas y somos muchos los que las recibimos. ¿Estaremos preparados para tomar con sentido crítico los mensajes? ¿Será que debemos dejar de lado el estudio de los medios masivos y su impacto en los receptores, aunque con una lógica diferente a la clásica? ¿Será que es hora de impulsar una nueva legislación de los medios masivos en Bolivia? ¿Quiénes son propietarios de los medios de comunicación? Son temas de la comunicación de masas que no pueden ni deben ser soslayados.

Las cuestionadas políticas culturales
Demás está hablar de las políticas nacionales de la cultura ya que en Bolivia son hasta ahora inexistentes - o al menos no se las siente - por ende un divorcio entre la comunicación y la cultura es por demás evidente. Por tanto, remitámonos a una propuesta planteada por el movimiento "Para seguir sembrando, para seguir soñando" impulsado desde las sociedad civil boliviana.
Las viejas construcciones teóricas y funcionales de la cultura han estado, casi siempre, signadas por las prerrogativas de los grupos de poder, tomándolas , sin contemplaciones, como un ejercicio de prestigio y reconocimiento social para las minorías y élites políticas o empresariales. La práctica cultural del entorno, de los otros, de la cultura no oficial era cuestión folclórica, casi de museo o postal turística. Si bien el Estado nacional estatista post 52 abrió un cauce para definir lo popular, la cultura en este espectro fue polarizada nuevamente, entre lo reconocible para la lucha y aquello reconocido por el poder. Los planes de educación, alfabetización, y recuperación de las "raíces culturales", el auge indigenista, el folclorismo, la autenticidad de los propio y otros embates fueron simplemente un cartel de neón que legitimaba un nuevo Estado, pero que, como tal, no tuvo, por azares y contextos de la época, un referente de proyecto de "cultura nacional" y por lo tanto la ausencia obligada, sino intencionada, de políticas y estrategias en ese ámbito[7].
Según Dardo Cúneo, la cultura es un espacio de convocatoria y realización de aptitudes nacionales. La Cultura es concordia y discordia, es fusión y asimilación de diversidades. Si bien la reforma constitucional de 1994 sentó las bases para el reconocimiento de la diversidad cultural en Bolivia, no fue, no lo es tampoco, mas que una frase bonita y normativa que es rehuída y temida en los ámbitos de aplicación y de ejercicio de esa pluralidad. El estado no hace nada al respecto, sus iniciativas, amén de buenas intenciones, per aisladas y generalmente sesgadas, no son nada más que fórmulas y recetas unidireccionales de arriba hacia abajo y horizontales entre sus gestores, generalmente tecnócratas modernos, que admiran ante un tejido de Coroma y resaltan su belleza, pero no ven ni intentan ver más allá del mensaje codificado que éstos transmiten. Por otro lado, al ser recetas casi centrífugas de sus realidades, no toman en cuenta la gestión de los actores e involucrados en el ámbito cultural, según esta visión la cultura viene desde el Estado hacia la sociedad civil y no al revés, como efectivamente ocurre[8].

La comunicación y el Estado
Para Esperanza Pinto[9] la burguesía impone formas de comunicación... En primer lugar la burguesía no es del todo consciente de su explotación por que su ideología de dominación procede de su función social, de su modo de producción[10]. Por eso (Armand) Mattelart dice: "La clase no piensa las estructuras de dominación, y las vive y el dominado las acata intenalizándolas"[11]. O cuando esta dominación responde a la forma de producir cultura y en definitiva a su modo de producir vida[12].
En segundo lugar, esta imposición, efecto del lugar que ocupa la burguesía como clase en el proceso de producción, también se expresa en el dominio de la dinámica de la información y la cultura[13].
Por otro lado, el Mgr. Erick Torrico V. Afirma que el proceso de reconstitución democrática formalmente iniciado en el país en octubre de 1982, junto a las modificaciones que en los planos político, económico y tecnológico se han registrado en el contexto internacional durante los tres últimos lustros, y a los desarrollos actuales en pos de afianzar o reorientar los pasos dados, obligan a volver a pensar una serie de cuestiones que, como de la comunicación, parecían estar resueltas[14].
Así, la construcción de un escenario bastante distinto al que caracterizó todo el período de la llamada "guerra fría", como la próxima inauguración de un nuevo siglo y, además, de un nuevo milenio, suponen la presencia de condiciones que no pueden ser menos que examinadas[15].
El rediseño estatal inaugurado en Bolivia el 29 de agosto de 1985[16], con la puesta en vigor de un programa económico reordenador de corte neoliberal, viene repercutiendo con fuerza en el ámbito de las comunicaciones masivas de este país[17].
... La empresa privada fue erigida como centro de los procesos de generación y repartición de excedente y el libre mercado sacralizado como fuente de todas las soluciones[18].
A su vez, la terciarización económica viabilizada por el plan gubernamental impulsó notablemente en el campo comercial de la mass-difusión[19].
Erick Torrico menciona algunos hechos destacables referidos a este ascenso empresarial: aumento del volumen de publicidad en los medios, especialmente en TV, debido a la libre importación y el contrabando; La aparición y el paulatino incremento de la cantidad de propaganda política en los medios; el aumento de medios masivos; el proceso de constitución de redes privadas de televisión y radio, además de su vinculación a cadenas internacionales; la multiplicación de los "clubes de video"; el surgimiento de la monopolización privada y su relación con otros empresarios (o capitales) de otros rubros económicos; la creación de la Cámara Nacional de Medios de Comunicación Privada de Bolivia, dependiente de la CEPB que agrupa a los dueños de todos los medios masivos para defender sus intereses bajo un solo principio: "libertad económica = libertad de expresión"; surgimiento de agencias publicitarias y agencias informativas nacionales[20].
El año 1997 el Ministerio de Desarrollo Humano y la Secretaría de Participación Popular elaboró un compendio de varios documentos expuestos en el Seminario Internacional "Comunicación Sin Centro" relacionados con la situación de la comunicación en Bolivia, éstos algunos apuntes necesarios de esta propuesta.
La comunicación sin centro es un elogio a la descentralización. Es una cuestión de simple coherencia: si el país está siendo descentralizado y democratizado, sus flujos comunicacionales e informativos no pueden ser sino, también, descentralizado (re)s y democratizantes. Esta propuesta, en consecuencia, no es una política principista, estrategia comunicacional o un plan operativo; constituye, mas bien, un diseño estratégico y metodológico para generar - constituir - desde la institucionalidad estatal una amplia e intencional red - sistema, decimos - en la que participen , en igualdad de condiciones, todas las instancias tanto del Estado como de la sociedad y, con carácter decisivo, del sector privado de la comunicación. Una totalidad en tanto conjunto interrelacionado, pero descentralizado, de componentes que interactúan. A eso apuntamos[21].
El reconocido comunicólogo boliviano Luís Ramiro Beltrán dijo en el seminario mencionado lo siguiente: "...También soy un creyente de la planificación de la comunicación. Si alguien me hubiera dicho hace cinco o seis años que en el gobierno de Bolivia iba a producirse el conjunto de ejercicios de planeamiento estratégico en comunicación que existe hoy día, me hubiera reído porque me hubiera parecido imposible. Pero no es imposible y aquí están los precursores que se lanzaron a hacer estrategias de comunicación para el desarrollo en Bolivia durante este gobierno..."[22].
Pedro Susz fue más crítico y dijo: "En el documento Comunicación sin centro el concepto de cambio que se utiliza es absoluto, totémico, desprovisto de contenido histórico y de precisión social. Por otra parte, encuentro un vacío absoluto en la relación entre descentralización y apropiación tecnológica, tema éste que solemos pasar por alto cuando manejamos conceptos generales. A estas alturas del partido, sin desconcentración tecnológica no hay democratización posible[23].
Asimismo, percibo un uso esquemático del concepto de descentralización, pasando por alto lo que éste puede suponer como fragmentación, como espontaneismo en un mundo que tiende a la globalización, la homogeneización vertical y autoritaria. En un país con una maleabilidad institucional tan grande como la de Bolivia, plantear una descentralización esquemática puede generar un riesgo, inermidad y desprotección peligrosas para asumir de manera más o menos solvente acciones que permitan a la Nación desenvolverse frente a esa homogeneización[24].
Encuentro serias contradicciones y paradojas entre el manejo del concepto teórico de descentralización y la realidad fáctica de la concentración de poder económico y político. En la práctica se refuerza el peligro de la fragmentación. Por otra parte, se plantea el diálogo en términos muy genéricos, como puede ser equivalente o sinónimo de participación, cuando en realidad puede ser solamente un simulacro de participación. Plantear, como se hace en la exposición, que el único comunicador efectivo en el Estado es el Presidente de la República puede convertirse en una frivolidad y en una patética incapacidad de analizar por qué se ha dado ese fenómeno y cuáles son los elementos de carisma o de autoridad que intervienen en la definición de esa figura, lo cual puede llevarnos a conclusiones vanales[25].
José Luís Exéni citando al Luis Ramiro Beltrán (1976) nos recuerda que : "Política Nacional de Comunicación es un conjunto integrado, explícito y duradero de políticas parciales de comunicación, armonizadas en un cuerpo coherente de principios y normas dirigidos a guías la conducta de las instituciones especializadas en el manejo del proceso general de comunicación de un país"[26].

Comunicación y cultura
Bajo la compilación de Virginia Ayllón y Pedro Susz volvemos a la propuesta de la sociedad civil a la Políticas Culturales y tomamos lo que viene a continuación.
Resulta de muy difícil comprensión, tanto para los factores de poder como para los propios actores, y no obstante su apariencia obvia, el vínculo entre culturas y comunicación social[27].
"Por extraño que suene, uno de los peligros más serios que amenaza una propuesta legal sobre los medios es que se los desvincule de los procesos sociales de comunicación. Pues la concepción que domina tanto en los ámbitos políticos como en otros sectores sociales es una concepción puramente instrumental, que tiene que ver con aparatos, tecnologías y efectos, y no con la naturaleza comunicativa de la cultura"[28].
Es evidente la inutilidad de pensar siquiera en culturas incomunicadas. Lo que entraña por definición la imposibilidad de establecer una línea fronteriza entre ambas. O dicho de otro modo, se trata de los dos lados del mismo problema[29].
De hecho, la interculturalidad se hace manifiesta en la comunicación de unas culturas con las demás. El conocimiento del otro, la negativa a otorgar a una cultura privilegio excluyente alguno, rompiendo de tal suerte con formas de concebir la realidad heredadas del eurocentrismo o de otro centrismo cualquiera, perpetuadas por el sistema educativo, por los medios de comunicación, impiden el verdadero respeto a la interculturalidad[30].
La presencia, y la progresivamente creciente influencia de los medios, determina transformaciones globales de orden cualitativo en los modos de pensar, de sentir y de configurar las identidades. Es un cambio que pone en tela de juicio tanto las formas tradicionales de construcción del pensamiento, como las sensibilidades. No basta una visión reglamentaria del papel de Estado, más allá de su básico e ineludible rol arbitral a fin de impedir que los conflictos de intereses lucrativos transformen el espacio mediático en un campo de batalla de estrategias espúreas donde los no-propietarios de los medios quedan deducidos a la categoría de meros consumidores, o de cifras estadísticas de audiencias[31].

Las mediaciones
A propósito de todo lo anteriormente expuesto Jesús Martín Barbero manifiesta: "Más allá de la retórica de las declaraciones y los informes, el desconocimiento y el recelo son mutuos entre unas políticas de comunicación cuyo espacio de operación roza sólo el los bordes del campo y la cuestión de la cultura, y unas políticas culturales que ignoran casi por completo lo que se produce en los medios de comunicación, en los procesos y prácticas masivas de cultura"[32].
La relación sigue así atrapada - dice Martín Barbero - entre una propuesta puramente contendista de la cultura, tema para los medios, y otra difusionista de la comunicación como mero instrumento de propagación cultural[33].
La superación del didactismo, del folclorismo y el patrimonialismo, en que se ven inmersas la mayor parte de las políticas culturales en nuestros países pasa, y decisivamente hoy, por la capacidad de asumir la heterogeneidad de la producción simbólica y responder a las nuevas demandas culturales enfrentando sin fatalismos las lógicas de la industria cultural[34].
Mas que medios, la comunicación se nos hace hoy cuestión de mediaciones, esto es de cultura, y por lo tanto necesitada no sólo de conocimientos, sino de re-conocimiento. Un re-conocimiento metodológico para rever el proceso entero de la comunicación desde su otro lado: el de las resistencias y las resignificaciones que se ejercen desde la actividad de apropiación, desde los usos que los diferentes grupos sociales - clases, etnias, generaciones, sexos - hacen de los productos masivos[35].
En América Latina ya se había hecho una crítica cáustica al modelo funcionalista norteamericano y, desde la Teoría de la Dependencia, se asimilaba con notable entusiasmo la crítica a la Sociedad Industrial y a la Industria Cultural propuestas por los autores de la Escuela de Frankfurt. Sin embargo, en los años '80 , funcionalismo, marxismo, estructuralismo y teoría crítica fueron objeto del contundente cuestionamiento de los nuevos paradigmas. Todos los modelos tenían sus serias carencias y debilidades. Ninguno podía explicar con suficiencia la complejidad de los procesos de interacción y frecuentemente entraba en contradicciones como las de combinar modelos de análisis, pese a que en los discursos se anunciaban la imposibilidad de conciliar, por ejemplo marxismo con funcionalismo[36].

Conclusiones
Las resistencias y las resignificaciones, planteadas por Martín Barbero, deberán ser parte de los estudios con este nuevo modelo metodológico.
Las contradicciones y disputas son evidentes, pues, el discurso - la retórica de Martín Barbero - es uno, pero en la práctica el monopolio y el mensaje unidireccional es cotidiano y permanente.
En Bolivia las buenas intenciones van por buen camino, al extremo que el Dr. Luis Ramiro Beltrán no se ríe; se alegra.
Los modelos norteamericanos o europeos, han quedado cortos ante la realidad comunicacional Latinoamericana, como normalmente ocurre, las "recetas" foráneas no funcionan en el Tercer Mundo.
La globalización ha motivado a la sociedad civil a reaccionar, a organizarse y a resistir. El Estado, también, aunque a paso más lento, está reaccionando.
La empresa privada está monopolizando a pasos acelerados los medios de comunicación, ya sea porque son parte importante del aparato ideológico, ya sea porque están entre los negocios de mayor prosperidad y rentabilidad de los últimos tiempos, a nivel mundial.

Bibliografía

· BARBERO, Jesús Martín - Medios de Comunicación y Procesos de Cultura . Foro sobre Cultura y constituyente - Instituto Colombiano de Cultura Bogotá/1980. Citado en Políticas Culturales Una propuesta de la socidad civil.
· BARBERO, Jesús Martín. Comunicación y cultura. En Comunicación Cultura y Mediaciones. Texto de Divulgación Nº 5. CIBEC. La Paz, 1999.
· Cajías, Lupe. Poder y comunicación, comunicación y poder. Edit. CIMA. 1995.
· CONTRERAS, Baspineiro Adalid. Medios múltiples, pocas voces. Revista Unitas. Nº 8, 9 y 10. La Paz. 1993.
· COMUNICACIÓN SIN CENTRO. Ministerio de Desarrollo Humano, Secretaría de Participación Popular. La Paz, 1997.
· ESCOTEGUY, Ana Carolina. Una aproximación de la América Latina a la tradición británica de los estudios culturales. Dos Trayectorias intelectuales en análisis. Tomado del resumen realizado por el Mgr. Erick Torrico V. de la ponencia presentada por la autora, en el IX Encuentro de la Federación Latinoamericana de Facultades de Comunicación Social celebrado en Lima, en octubre de 1997.
· GUARDIA, Marcelo. Mediaciones en la mira: Culturas populares, recepción, educación y desarrollo. Comunicación Cultura y Mediaciones. Texto de Divulgación Nº 5. CIBEC.1999.
· GUÍA NACIONAL de Medios de Comunicación 1999. Edit. Sabia Comunicación. 1999.
· MATTELART, Armand. La comunicación en el proceso de liberación. Edit. Siglo XXI. México, 1973. Citado por Esperanza Pinto en Texto de divulgación Nº 6. CIBEC.1999.
· PEÑARANDA, Raúl. Radiografía de la prensa boliviana. Edit. EDOBOL. 1998.
· PINTO, Esperanza. Enfoque marxista de los elementos del proceso de la comunicación masiva a través de la comumunicación en el proceso de liberación de Armand Mattelart. Texto de divulgación Nº 6. CIBEC.1999.
· POLÍTICAS CULTURALES Una propuesta de la socidad civil.Edit. CEDOIN. 1998.
· TORRICO, Erick. La comunicación desde la democracia. Planteos para una recomprensión. Edit. Gráfica Latina. La Paz, 1999.
[1] Ana Carolina Escoteguy, Una aproximación de la América Latina a la tradición británica de los estudios culturales. Dos Trayectorias intelectuales en análisis. Tomado del resumen realizado por el Mgr. Erick Torrico V. de la ponencia presentada por la autora, en el IX Encuentro de la Federación Latinoamericana de Facultades de Comunicación Social celebrado en Lima, en octubre de 1997.
[2] Ibid.
[3] Adalid Contreras Baspineiro, Medios múltiples, pocas voces. Revista Unitas. Nº 8, 9 y 10. La Paz. 1993.
[4] Raúl Peñaranda, Radiografía de la prensa boliviana. Edit. EDOBOL. 1998.
[5] Lupe Cajías, Poder y comunicación, comunicación y poder. Edit. CIMA. 1995.
[6] Guía Nacional de Medios de Comunicación 1999. Edit. Sabia Comunicación. 1999.
[7] Políticas Culturales Una propuesta de la socidad civil.Edit. CEDOIN. 1998.
[8] Ibidem.
[9] Esperanza Pinto S. Enfoque marxista de los elementos del proceso de la comunicación masiva a través de la comumunicación en el proceso de liberación de Armand Mattelart. Texto de divulgación Nº 6. CIBEC.1999.
[10] Esta es una categoría del Materialismo Histórico y esta referida aquí al modo de producción Capitalista.
[11] Armand Mattelart. La comunicación en el proceso de liberación. Edit. Siglo XXI. México, 1973. Citado por Esperanza Pinto en Texto de divulgación Nº 6. CIBEC.1999.
[12] Esperanza Pinto. Op. Cit..
[13] Ibidem.
[14] Erick Torrico. La comunicación desde la democracia. Planteos para una recomprensión. Pag. 39. Edit. Gráfica Latina. La Paz, 1999.
[15] Ibidem.
[16] En esta fecha se inicia una fase democrática en Bolivia con la posesión del Dr. Hernán Siles Suazo como Presidente Constitucional de la República.
[17] Ibidem. Pág. 31.
[18] Ibidem.
[19] Ibidem. Pág. 34.
[20] Ibidem. Págs. 35, 36.
[21] Comunicación sin Centro. Ministerio de Desarrollo Humano, Secretaría de Participación Popular.Pág. 41. La Paz, 1997
[22] Ibidem. Luis Ramiro Beltrán. Una estrategia, una estructura. Pág.199.
[23] Ibidem. Pedro Susz. Un Estado manco, comunicación vertical. Pág. 204.
[24] Ibidem.
[25] Ibidem.
[26] Ibidem. Pág. 242. Luis Ramiro Beltrán en su definición de Políticas Nacionales de Comunicación. Citado por José Luís Exéni en Repensar las políticas de comunicación en los noventa.
[27] Políticas Culturales Una propuesta de la socidad civil.Op. Cit.
[28] Jesús Martín Barbero - Medios de Comunicación y Procesos de Cultura . Foro sobre Cultura y constituyente - Instituto Colombiano de Cultura Bogotá/1980. Citado en Políticas Culturales Una propuesta de la socidad civil.Op. Cit.
[29] Políticas Culturales Una propuesta de la socidad civil.Op. Cit.
[30] Ibidem.
[31] Ibidem. Pág. 15
[32] Jesús Martín Barbero. Comunicación y cultura. En Comunicación Cultura y Mediaciones. Texto de Divulgación Nº 5. CIBEC. La Paz, 1999.
[33] Ibidem.
[34] Ibidem.
[35] Ibidem.
[36] Marcelo Guardia. Mediaciones en la mira: Culturas populares, recepción, educación y desarrollo. Comunicación Cultura y Mediaciones. Texto de Divulgación Nº 5. Op. Cit.

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